Hace poco asistí con mi hija a un taller sobre la menarquia y la menstruación que organizaba el AMPA del cole y fue una experiencia excepcional. Aunque el taller estaba centrado en las niñas, por supuesto, las madres también aprendimos mucho y por supuesto talleres similares me parecen igualmente interesantes para los niños (¡llamada de atención a los expertos: necesitamos talleres dirigidos a niños!). Si algo tengo claro, especialmente desde que soy madre, es que es fundamental conocer bien tu cuerpo para cuidarlo y disfrutarlo.
En el taller, aunque no abordamos el tema del disfrute, sí hablamos extensamente sobre las partes del cuerpo y los cambios que se experimentan durante la pubertad… ¡y aluciné con la cantidad de preguntas que tenían las niñas! No importa que hables con ellas de todos estos temas una y mil veces, es fascinante ver cómo se desenvuelven con una persona experta, las dudas que plantean y sus preocupaciones.
Esta experiencia me llevó a reflexionar sobre la importancia de que las niñas y las mujeres en general conozcamos nuestro propio cuerpo, no sólo para afrontar la pubertad con naturalidad y ganas, sino para disfrutar también del mundo en general. Y os cuento por qué y para qué considero que sirve este autoconocimiento:
Para comprender el mundo que nos rodea
Conocer nuestro cuerpo nos ayuda a entender mejor el mundo: nuestro mundo -hacia dentro- pero también el que nos rodea. Desde pequeños, empezamos a explorar y aprender a través de nuestros sentidos. Saber cómo funciona nuestro cuerpo nos proporciona una base sólida para comprender fenómenos naturales y biológicos. Por ejemplo, entender el ciclo menstrual no solo nos prepara para manejarlo, sino que también nos ayuda a apreciar la complejidad y la maravilla de los procesos biológicos que ocurren dentro de nosotros. La parte más física se la explican en el cole, pero ¿habéis contado a vuestras hijas que habrá momentos del mes en los que tendrán ganas de quedarse en casa bajo una manta y otros momentos en los que querrán comerse el mundo?
Para conocer nuestro esquema corporal
El esquema corporal es la representación mental que tenemos de nuestro propio cuerpo. Conocer bien las partes de nuestro cuerpo y sus funciones contribuye a tener un esquema corporal claro y preciso. Esto es esencial para el desarrollo motor y la coordinación, y también tiene implicaciones en cómo nos movemos y nos comportamos en nuestro entorno. Una buena comprensión de nuestro esquema corporal puede prevenir problemas de salud y mejorar nuestra calidad de vida.
Para descubrir lo fascinante que es el cuerpo humano
El cuerpo humano es una máquina asombrosa y compleja. Cada célula, órgano y sistema tiene una función específica y trabaja en armonía para mantenernos vivos y saludables. Conocer estos detalles nos permite valorar la increíble ingeniería biológica que somos. Además, nos anima a cuidar mejor de nuestro cuerpo, a alimentarnos adecuadamente, a hacer ejercicio y a descansar lo suficiente.
Valorarnos positivamente
El conocimiento del propio cuerpo fomenta una valoración positiva de uno mismo. Entender los cambios y procesos que ocurren en nuestro cuerpo, especialmente durante la pubertad, nos ayuda a aceptar y valorar nuestras diferencias individuales. Esta aceptación es crucial para el desarrollo de una autoestima saludable. Cuando una niña sabe que lo que le está ocurriendo es natural y normal, es más probable que se sienta segura y positiva respecto a sí misma.
Desarrollar nuestra autoestima
La autoestima está profundamente vinculada con el conocimiento y la aceptación de uno mismo. Al entender y aceptar nuestro cuerpo, podemos desarrollar una autoestima sólida y positiva. Este autoconocimiento nos da la confianza para enfrentarnos a los desafíos de la vida y para establecer relaciones saludables con los demás. Las niñas que conocen y aceptan su cuerpo tienen más probabilidades de crecer con una imagen corporal positiva y una autoestima robusta.
Respetar a los demás y sus límites corporales
Conocer y respetar nuestro propio cuerpo nos enseña a respetar los cuerpos de los demás. Comprender que cada persona es única y que todos merecemos respeto y consideración es fundamental para construir relaciones saludables y respetuosas. Este respeto por los límites corporales propios y ajenos es esencial en la formación de una sociedad más empática y comprensiva.
Ayudar a nuestras hijas a conocerse es un acto de amor y de cuidado que tendrá un impacto positivo a lo largo de toda su vida y que, con suerte, transmitirán también a futuras generaciones.