Probablemente muchos de vosotros ya conozcáis Faunia, sobre todo si vivís en la Comunidad de Madrid, pero para los que aún no hayáis ido, tenemos que deciros que esta época del año es de las mejores para visitarlo. El enclave en el que se sitúa es maravilloso por la variedad de vegetación que tiene con muchos árboles y arbustos, pero en esta época del año y con las lluvias que estamos teniendo está más bonito que nunca, todo en plena floración y con un verdor digno de ver y además es la época de cría de muchos animales -hubo un momento en que en plena senda se cruzó mamá pata con sus patitos recién nacidos-. Nosotras tres -mis niñas y yo- era la primera vez que visitábamos Faunia. Para mi marido es excursión obligatoria todos los años, con sus niños del cole y, además, según nos reconoció, de las mejores salidas, de las que más gustan a los peques. Por algo será.
Me habían hablado mucho de este lugar, por lo que iba con expectativas altas y no me decepcionó ni a mí, ni a mis peques. Además del recinto muy cuidado y en el que abunda la vegetación, todo está distribuido por ecosistemas, en los que interactúan varias especies tanto vegetales como animales. Por ejemplo, en la entrada principal, en la plaza de los Olivos, donde se encuentran la mayoría de los restaurantes, hay un gran lago, donde se pueden ver una colonia de flamencos -las niñas alucinaron con sus nidos en forma de montaña de barro-, monos jugando a sus anchas, tortugas nadando junto a patos y carpas… Frente a los restaurantes, tenemos este impresionante espectáculo visual, pero en la zona de restaurantes no solo nos esperaba esta sorpresa, sino también los personajes favoritos de Pilar: ¡los PJ Mask! Mis peques pudieron conocer en persona a estos personajes que por el día son niños normales y cuando se ponen el pijama para acostarse, se convierten en súper héroes. Estuvieron hablando con Gatuno, Buhíta y Gekko y hasta les firmaron autógrafos. Todos los niños que estaban en la zona comiendo alucinaron con sus personajes de dibujos favoritos.
Otro de las cosas que me gustó de Faunia fue la organización del recorrido, con una ruta recomendada perfectamente trazada para que no te pierdas nada y el tamaño del recinto me pareció ideal, ni demasiado grande -si no, los peques se acaban cansando de andar-, ni muy pequeño -por lo que, aunque haya afluencia de público, nunca percibes aglomeraciones-.
Existen zonas al aire libre y zonas en la que se muestran ecosistemas en pabellones. Esto también es importante tenerlo en cuenta porque es susceptible de visita aunque haga frío, calor o llueva. Pero quizá lo más alucinante de todo es que en Faunia se pueden ver especies de animales que jamás podrías ver si no es en documentales. Algunas especies tan raras como la rata topo, que vive en las cuevas y no tiene pelo o los armadillos; otras que vemos en los documentales y nos maravillan, como los canguros o los manatíes y otras muy graciosas como los suricatos o los lémures, tan lejanos a nuestro ecosistema y a nuestro continente, que allí campan a sus anchas y se acercan a los niños con total normalidad. Y es que en Faunia no tienes la sensación de estar viendo animales encerrados entre barrotes o aislados, sino todo lo contrario, estás viendo la interacción en su propio ecosistema de especies que, vía normal, en sus países conviven. De hecho, cada año, los animales se reproducen en este parque y nosotros tenemos el privilegio de poder verlo. Fijaros si existen variedades de especies, que Carmen me preguntó en varias ocasiones con los ojos muy abiertos “mami, y ¿cómo han traído hasta aquí a este animal?”.
Las niñas -y la mamá- alucinaron con los cocodrilos. ¡Es increíble! Vimos a varios tirarse al agua y salir para volver a aletargarse, al más puro estilo de los documentales de la 2. El acuario, con los manatíes gigantes y esos peces prehistóricos es algo majestuoso. Pilar gritaba sin perder detalle: “¡mami! ¡Estamos debajo de un mar!”. El ecosistema del Amazonas es algo admirable, con los tucanes, las aves trompeteras o los loros, los monos ardilla, las iguanas o las temidas pirañas, todos integrados entre helechos y plantas trepadoras. Parece que estás en la selva de Brasil. Cómo está reproducido por capas: la subterránea, la del nivel del suelo y la de los árboles y los pájaros y cómo reproducen las tormentas selváticas. Carmen me preguntaba si en esos países llueve así de fuerte de verdad. Desde luego, visitar Faunia, a los niños les sirve como ocio y diversión, pero también como aprendizaje. No me extraña que sea visita obligada en los coles.
Pero, sin duda, mi pabellón favorito fue el de los pingüinos. Me encantan desde pequeña. Son tan graciosos y peculiares. Estuvimos mucho tiempo observando cómo caminaban y cómo buceaban y flotaban en el agua helada. Y cómo luego, salían de un saltito a tierra firme otra vez. Las niñas alucinaron con la rapidez con la que bucean. Pilar decía que volaban como ‘cobetes’ debajo del agua jajaja. Otro pabellón que nos impactó fue el del jardín del edén, con las mariposas que revolotean entre los visitantes y la vegetación y se posan sobre las prendas más coloridas de la gente. Es una delicia.
También podéis recorrer la ruta de los dinosaurios, que a Pilar le encantó -cada vez que pasábamos por uno que le resultaba familiar, decía “¡mira, mami, un brontosaurio!”; interactuar con los animales de la granja; incluso podéis nadar con los leones marinos. ¡Por cierto! No os podéis perder las exhibiciones de leones marinos y focas y de aves rapaces. Mi peque nos imita constantemente cómo la foca decía que sí con la cabeza y aplaudía. Cuando compréis la entrada en taquilla os darán un plano y al dorso figuran las horas de las exhibiciones para que os organicéis y nos os perdáis ninguna.
Otra de las opciones, si vuestros niños son grandes amantes de la naturaleza y los animales, son los campamentos urbanos de verano que organizan. Un acierto seguro para el ocio de los niños en las vacaciones de verano. Se lo pasarán pipa y aprenderán muchísimo.
Lo dicho, tanto si sois de Madrid o de alrededores -no tenéis excusa porque os pilla muy cerquita- como si venís de vacaciones o escapada con peques, os recomendamos incluir Faunia entre las visitas obligadas de vuestro itinerario. Más información y venta de entradas en www.faunia.es.