Hay algo que he descubierto cuando he tenido hijos: necesito un espacio aparte para muñequitos pequeños con los que recrear el mundo e inventar historias. Yo era más de bebés, pero es cierto que este tipo de muñecos me dieron fuerte una época concreta. En mi peque, en cambio, son éxito asegurado así que este año la carta de Navidad va llena de escenarios listos para llenar de aventuras.
En mi casa los tengo en una súper caja que tuve que comprar al ver que acabábamos metiendo estos muñecos con los tomates y otras verduras y cacharritos de la cocina. Y no, no son de la misma categoría, ¿verdad? Así que, copiando la idea a una amiga, compré un cajón enorme y allí están todos los juguetitos de este tipo a la espera de que los niños lleguen a darlos vida. Excepto los elegidos, como Peppa Pig con sus botas de oro o Holly, que duermen con los niños temporalmente.
Los muñequitos son básicos, pero también lo son sus «accesorios» y escenarios: Coches para llenar de pasajeros, caravanas para salir a hacer picnics y pasar unas vacaciones, casitas de blancanieves, de pin y pon, barcos piratas de play mobil… todos se convierten en juguetes ideales, especialmente de los 3 a los quién sabe cuántos años. Yo he vuelto a engancharme a mi edad así que no me atrevo a poner un fin…
Otra categoría aparte son ya los juguetes de sus personajes favoritos. Ahí sí los escenarios deben ser reales: el castillo de Ben y Holly (éxito de mi casa), la torre de control de La Patrulla Canina (ansiada pero aún no adquisición real: la montamos con LEGO constantemente, aunque nunca quedamos completamente satisfechos), la escuela de Peppa Pig o la heredada (de mi infancia) casita de Blancanieves y los siete enanitos (actualmente en rehabilitación: no ha aguantado los empujones de los niños y la estamos reconstruyendo…). Todos estos son súper regalos que aseguran horas y horas (y horas y horas…) de juego y que tendrán un puesto destacadísimo entre los regalos de Navidad. Encabezaban la carta a Papá Noel así que si han sido buenos, algo tocará esta noche 😉
Lo sorprendente es que no sólo es bueno y divertido para niños. También para mayores. ¿No os habéis descubierto nunca de adultos cambiando voces e inventando tramas imposibles en las que nunca faltan objetos voladores que aterrizan en el salón del palacio?
Investigando un poco más, he descubierto algunos de los beneficios de estos juguetes que siempre han sido algunos de los favoritos de los niños (las casitas de muñecas clásicas, enormes y llenas de muebles siguen siendo el sueño de nuestras abuelas) y no puedo no compartirlos con vosotros:
- Las casitas de muñecas y sus habitantes ayudan al niño a desarrollar los juegos de roles, con los que los niños se ponen en el papel de otro y también toman conciencia del propio.
- Les animan a crear historias, inventar tramas y resolverlas.
- Reorganizar los espacios en las casitas de muñecas les ayudan a comprender el espacio.
- Es un recurso ideal para desarrollar muchas más habilidades: sumar, restar (¿cuántas camas necesitamos si vienen dos amigos de visita?), redecorar el espacio con sus propias creaciones (plastilina, dibujos para decorar las paredes, etc.)
- Los niños suelen mostrar su mundo con sus juegos. Observarles es una oportunidad única de conocer su visión del mundo.
- Crear historias con casitas de muñecas y otros elementos, suele gustar a los niños a partir de los 3 años. Si no tenéis el hábito de hablarles en inglés (si tenéis la suerte de hablarlo con fluidez), puede ser la oportunidad de todos de crear un espacio de juego en este idioma sin que quede raro ni ficticio. ¿Y si todos los personajes hablan inglés como en las series de la tele? ¡Animaos a incorporarlo a vuestra rutina de juegos y os sorprenderán los resultados!
Y a vuestros peques… ¿les gustan estos juguetes?