La oferta gastronómica madrileña es inagotable y cada vez es más complicado que un restaurante te sorprenda. Pero eso era antes. Antes de descubrir Quintoelemento. En este local, que se ubica en la azotea de la mítica discoteca Kapital, los comensales viven una experiencia única. Única en cuanto a gastronomía, con una carta de influencia viajera espectacular, que fusiona tendencia asiática, peruana y española; única en cuanto a decoración, con un diseño que impresiona al entrar, que incluye una bóveda gigante con proyección de imágenes en 4K y única también es su gran carta de vinos, que propicia el maridaje perfecto con cada plato. ¡Os contamos nuestra experiencia en Quintoelemento!
Atención. Este es un plan only adults. El otro día fue el cumple del papi de las criaturas y decidí sorprenderle con una cena romántica en un lugar chulo. Después de mucho «bichear» por la red, descubrí un lugar que llamó poderosamente mi atención por lo diferente que lo pintaban y por el tipo de cocina: Quintoelemento. Y me decidí a realizar la reserva.
La primera impresión fue buena, pues nos recibió el aparcacoches del local. Punto positivo el no tener que andar buscando aparcamiento, teniendo en cuenta que estábamos en los linderos de Madrid Central. Te recibe la recepcionista, que comprueba tu reserva y te acompaña en ascensor a la séptima planta, donde, en primer lugar, encontrarás en guardarropa. La atención, un diez. Tras las cortinas empezaría lo más alucinante que habíamos visto nunca. De hecho, observé a todos los comensales que accedían y sus ojos muy abiertos, lo decían todo. El lugar deja impactado a todo el mundo. Lo primero que ves es esa gran bóveda gigante que cubre todo el restaurante y en la que se proyectan constantemente imágenes del mar, el cielo, la tierra, el fuego… Todos los elementos del planeta. Igual te encuentras sumergido en el océano, como en mitad de una erupción volcánica, bajo una lluvia de estrellas o viendo preciosos fuegos artificiales. Un total de 180m2 con proyecciones totalmente envolventes, que funcionan como maridaje añadido a la comida. La música acompaña en todo momento, con temas internacionales muy bien seleccionados.
Nosotros elegimos un menú degustación, que os vamos a contar, aunque nunca es idéntico porque en Quintoelemento, lo confeccionan según el producto de mercado. De primero, disfrutamos de nigiris de Kokotxa con salsa de tomatillo, de berenjena y caviar y de guayú de foie. Todos ellos presentados sobre una piedra tipo cuarzo y maridados con el Albariño Mar de Frades. Jamás había probado unos nigiris tan deliciosos, con un sabor tan diferente y un contraste tan empastado. Después nos sirvieron dos tipos de pan, uno estilo Focaccia y el otro, Candeal de Pueblo.
A continuación, nos trajeron un taco hindú, cuya masa estaba elaborada con lenteja y arroz y, en su interior, llevaba merluza en tempura con salsa de mojo rojo y jalapeño que maridamos con Pavina, un Verdejo que nos encantó, por su toques afrutados poco frecuentes en este tipo de vino. El taco era también una delicia con sabores poco comunes que funcionaban a la perfección.
Tras el taco, el turno fue para una lubina con pak-choi, crujiente de tapioca y caldo braseado de pimiento rojo. Un bocado de cielo. La lubina era fresquísima y blanquísima, pura mantequilla y esa forma de cocinarla, le aporta un toque tan diferente y rico, indescriptible.
Tras los pescados, pasamos a la carne y nos sirvieron un dumpling de ternera con mus de piparra, trompetas de la muerte y jugo de callos, emplatado en un cuenco con reminiscencias africanas. También esta carne estaba muy buena, combinada con esas setas tan exclusivas y con el jugo de los callos, un guiño a la cocina madrileña que nos encantó. En esta ocasión el maridaje fue también con Bodegas Pavina, con un Pinot Noir que casaba a la perfección con el plato.
Tras la carne, nos sirvieron un King Crub del señorito -todo pelado para no mancharte las manos, estilo arroz del señoret valenciano-, a base de cangrejo de concha blanda en tempura con bogavante, acompañado por salsa picantona. Una delicia de otro planeta. Nos lo sirvieron en un plato que era una obra de arte ya que emulaba la concha del crustáceo. Al tratarse de un plato con salsa picante, en esta ocasión, en maridaje fue con un cava Juve & Camps, para contrarrestar el picante y limpiar boca con las burbujas. Otro acierto en el maridaje de Quintoelemento.
Y para terminar, como postre tomamos la ostra dulce de bizcocho con mouse de limón, coco, perlas de mango y un raspado de albahaca. Un final fresco, ligero y muy rico, que fue servido en un plato con forma de ostra.
Un festival para cinco los sentidos, obra del chef, Juan Suárez de Lezo, formado en las cocinas españolas de Arzak, El Bulli o Mugaritz. ¡Casi nada!
Premio Metrópoli al diseño
La decoración del lugar, como hemos comentado, es impresionante y también diferente a todo lo que hayáis visto. De hecho, hace muy poco, acaban de otorgar a Quintoelemento un Premio Metrópoli al diseño. Nada más entrar, el comensal se encuentra con una barra de bar de planta cuadrada. Un poco más abajo, la zona de restaurante y, al fondo, delante de una gran pantalla que da continuidad a la bóveda, el sushi bar, otro espectáculo de cocina en vivo que no os podéis perder. Además, existe un reservado con una lámpara de plumas en colores coral que llamó nuestra atención por lo original de la misma. Como hemos dicho, vajilla y cubertería dorada son también un espectáculo.
Los materiales nobles conviven con la modernidad de la bóveda 4K. Maderas de roble y pino en las paredes, diseñadas como un mosaico. Ónix rojo, en la barra del sushi bar y mármol blanco luminious, en la barra del bar a la entrada. El alabastro también está presente en los lavabos del baño -con iluminación en su interior, que les da un aspecto mágico-, así como en la recepción.
Nuestra camarera, Dana, que nos atendió de manera magnífica, nos acompañó para enseñarnos la bodega, situada una planta más abajo. Me pareció un lugar fantástico, además de por la selección de vinos tan extraordinaria con la que cuentan, por el diseño del espacio de 300 metros cuadrados. Un lugar mucho más íntimo con una decoración igualmente fascinante. Las mesas emulando acantilados y realizadas también con materiales nobles me impactaron muchísimo.
Quintoelemento se encuentra en la calle Atocha, número 125. Reservas en el teléfono 91 853 26 28 y en www.quintoelementorestaurante.com.
Excelente recomendación ,un sitio diferente , decoración sorprendente y excelente lectura, como siempre , si viene de parte de Maria Cerrato no puede ser de otra manera.
Mil gracias
Desde luego el sitio es una maravilla y la cocina de 10. Un sitio que iremos a conocer sin duda alguna
Wow!!
Los platos tienen muy buena pinta y son muy originales. La bodega, wow!