Debe ser rarísimo nacer, haber estado desnudito acariciado por el cálido líquido amniótico y, de repente, notar el frío, tejidos duros y gomas prietas en cintura, brazos y piernas… Esto era algo que me obsesionaba cuando tuve a mi primera peque. Que los tejidos fueran suaves, cálidos, a poder ser tanto como la piel de mamá sobre la que siempre quería estar.
Y se nota, ¿verdad? Cuando llevan ropa de bebé cómoda, se nota que los peques están más tranquilos y relajados, sin tensiones. Pero no es solo el tejido lo que hay que tener en cuenta sino también la hechura de las prendas. Hay ropa de bebé cómoda que se nota que les gusta a los peques, que son especialmente cómodas. Os vamos a dar algunas ideas para que podáis elegir las prendas básicas que mejor se ajustan a vuestros peques tanto para ellos, como para vosotros (las más cómodas de poner, especialmente en los primeros días, cuando parece que se te escurren entre las manos).
Ropa de bebé cómoda que no puede faltar para recién nacidos (y otros consejos)
- Lo primero de todo, volviendo al tejido, tened en cuenta que sean prendas de tejidos naturales para evitar alergias. Algunos peques tienen la piel muy sensible y en seguida notan algunos materiales menos amables, así como suavizantes u otros jabones fuertes. ¡Y no es solo el tacto, sino también el aroma! Si hablamos de recién nacidos, seguro que muchos os habéis dado cuenta de que si mamá se pone colonia o la ropa huele un poco fuerte a suavizan, se muestran inquietos y molestos. No es nada más que eso: el olor que les irrita el sistema del olfato. Probad a quitar todo lo artificial (por rico que huela) y veréis como están más relajados.
- Si habéis tenido un bebé prematuro o pequeñito, notaréis cómo su cuerpecito es más delicado, tiene menos «consistencia», por decirlo de alguna forma. Con estos bebés, cuando son recién nacidos, es más complicado ponerles bodies que entren solo por la cabecita. En este caso (o si sois primerizos y no os apañáis con el tema cabeza), os recomendamos optar por bodies y pijamas con botones en la parte delantera. Así podréis poner al prenda abierta sobre la cama y al bebé encima de ella. Abrochar es muy sencillo y no notaréis que estáis molestando al pequeño intentando incorporarle cuando a todas luces su cuerpecito no se mantiene recto.
- Estos pijamas están muy bien durante el día, pero pernoctando querréis cambiarles rápido por la noche. Para esto, son mejor los que se abren por detrás y se libera fácilmente la zona de pañal para hacer ese cambio. Así que ya lo tenéis, ¡pijamas de día y pijamas de noche!
- Evitad gomas en la zona de la cintura hasta bien pasada la caída del cordón umbilical. No se quejan mucho y si no hay infección probablemente ni les moleste, pero a fin de cuentas es «algo raro» que tienen ahí y cuanto menos roce, mejor que mejor. Prendas de cuerpo entero son las ideales.
- Evitad gomas en los pies. Aunque la mayoría de los pijamas vienen con el pie cubierto, algunos traen unas gomas un poco apretadas en la zona del tobillo para favorecer el ajuste. Personalmente, solía evitarlas porque a veces los bebés están más regordetes de lo que han pensado los fabricantes y las gomas se les acaban clavando. Recuerdo que cuando dejaba a mis niños con la abuela siempre les ponía, debajo del pijama, unos calcetines, preferiblemente altos, porque, decía, les notaban los pies fríos. Si es para un rato, puede que no pase nada, pero en su caso se les clavaban muchísimo esas gomas (sobre todo cuando eran más grandecitos y lucían las famosas roscas de bebé). Valorad si es necesario un refuerzo calórico y controlad tiempos.
- En el caso de los pijamas o polainas con pie cerrado, siempre mejor un talla más. Si les van muy justos es probable que la costura del piecito se les clave en los dedos y cuando se lo quites te encuentres la sorpresa de una marca no deseada que rebela una noche incómoda y quizá incluso dolorosa. Mejor no jugársela. Total, cuando son chiquitines no suelen moverse tanto como para que el pie se salga de su sitio así que no hay mucho problema por llevar una talla holgada. Si ya gatean, es distinto. Ahí sí es importante que les quede bien, en su talla, para que puedan moverse más cómodamente.
- Cuando empiezan a andar, mejor suelas anti deslizantes. Muchos niños se resistirán a las zapatillas o aunque se las pongan encantados, acaben perdiéndolas entre gateo y primeros pasos. En estos casos, las polainas con el pie cubierto y suela antideslizante puede ayudar mucho a que el pequeño no se dé resbalones indeseados.
- Baberos para que no estén mojados: seguro que en algún momento os planteáis esa necesidad porque empiezan a babear copiosamente y se mojan todo lo que les pongáis. Personalmente, opté por comprar unos baberos pequeños, impermeables por abajo. Los más grandes los niños se los metían en la boca constantemente, como si fuera un juguete, así que les compré unos pequeños y opté por ponérselos debajo de la camiseta (truco de la abuela, bendita sea). Así al niño no se doblaba ni molestaba el babero y la humedad no llegaba a su pecho. Llevaba el pijama o la camiseta mojada, sí, pero personalmente me daba igual. Sabía que él iba cómodo, que es lo importante.
- En la misma línea, valorad si vuestros peques están a gusto con grandes cuellos. Los míos se los comían constantemente y se ponían muy nerviosos cuando no los enganchaban bien así que opté por no ponérselos. Si no los notaban, no había problema. La ropa, cuanto más sencilla, mejor.
Estos son algunos consejos, pero seguro que cada uno tenéis vuestros propios trucos. ¿Nos contáis los vuestros en comentarios?