Desde luego, nadie puede negar que, en unos años, Madrid se ha posicionado a la vanguardia del panorama de ocio mundial. Es capital de la cultura, del ocio y de la gastronomía. Y es que esta última se ha convertido en un pilar muy importante, tanto para madrileños como para turistas, que buscan experiencias gastro. Para ello ha nacido Madrid Dulce, para subrayar la calidad de la gastronomía dulce en la capital. Se han unido las cinco pastelerías más antológicas y centenarias de Madrid: El Pozo, Casa Mira, El Riojano, La Mallorquina y La Duquesita. Y con motivo de la festividad de San Isidro, han lanzado una edición especial de las tradicionales rosquillas: de violeta, de turrón, de madroño y de frambuesa.
Todos conocemos las tradicionales rosquillas tontas y las listas, pero estas cinco pastelerías, que suman entre ellas 780 años, han elaborado nuevas y muy especiales versiones de violeta, de turrón, de madroño, de frambuesa y de pistacho. Y es que Madrid no sería lo mismo sin estos cinco establecimientos que, entre ellos, suman poco más de 800 metros cuadrados, pero de los que, todos los madrileños, tenemos recuerdos y sabores en la memoria y en el corazón.
Recuerdo ir con mi madre al Riojano a por dulces para después de cenar, los fines de semana; también, pasar por La Mallorquina a por una napolitana con mis amigas y, por supuesto, Casa Mira es un obligado en la compra de turrones desde que mi abuela me la descubriera cuando yo era muy pequeña. Me compraba siempre allí las cajas de Violetinas el caramelo tan madrileño y delicioso.
Estas cinco míticas pastelerías se encuentran ubicadas en pleno centro de Madrid y a pocos metros una de la otra. Son parada obligatoria para madrileños y turistas. Y es que, pasar por delante de sus suculentos escaparates, significa entrar a comprar algo. ¡Nadie se resiste!
Cinco versiones especiales de Rosquillas de Madrid
Coincidiendo con el inicio de Madridulce; El Pozo, Casa Mira, El Riojano, La Mallorquina y La Duquesita han creado cinco ediciones especiales de las rosquillas de San Isidro, que, junto con las rosquillas tradicionales de Madrid, se comercializarán los días 13, 14 y 15 de mayo. Cada versión está muy asociada al concepto pastelero de cada casa.
Así, El Pozo invitará a disfrutar de rosquillas de Violeta; Casa Mira presenta sus rosquillas con cobertura de Turrón; El Riojano parte de la versión clásica y elaborará una rosquilla de Madroño; La Mallorquina, una rosquilla de Frambuesa y La Duquesita elaborará sus rosquillas con pistacho y sal.
Nosotras ya hemos degustado las de frambuesa de La Mallorquina y las de turrón de Casa Mira, junto con sus versiones artesanales más tradicionales y son como un bocado de cielo. Dulces, pero equilibradas, a la vez que ligeras.
¿Qué es Madridulce?
Madridulce es una iniciativa impulsada por Balboa Comunicación que pretende subrayar el papel del dulce en la gastronomía actual. Con este objetivo Balboa impulsará diferentes iniciativas en las que reunirá a marcas y nombres de referencia para hablar de postres, pasteles y obradores. De gastronomía dulce.
Madridulce que se inicia con los centenarios, nace con la vocación de incorporar próximamente a referentes de la gastronomía actual, para unir la tradición e historia con las nuevas propuestas, la creatividad y la innovación. Con la inspiración siempre de mostrar trabajos singulares y aportaciones que son relevantes.
Pasado, presente y futuro de la repostería madrileña
El Pozo
Fundada en 1830, es la pastelería más antigua de Madrid y sigue ofreciendo dulces tradicionales que se elaboran cada día en su obrador, entre los que destacan su valorado y reconocido hojaldre o su roscón de Reyes, disponible durante todo el año.
Desde hace tres generaciones, la familia Leal dirige la antigua pastelería de El Pozo, una marca imprescindible para Madrid que, a punto de cumplir 200 años, ha respetado la esencia de sus inicios, con su mobiliario original, el mostrador de mármol y madera, la singular máquina registradora o la balanza clásica de dos platos.
Casa Mira
Casa Mira abrió sus puertas en 1842. El fundador de la marca, Luis Mira comenzó viajando con sus turrones desde Jijona a Madrid y pocos años después abrió la primera tienda en la Plaza Mayor que en 1855 trasladaría a la Carrera de San Jerónimo, donde ofrece, desde entonces, sus reconocidos turrones.
Casa Mira alcanza las seis generaciones familiares y se considera la primera tienda de turrones en Madrid de fabricación artesanal e ingredientes tradicionales, entre los que destacan el turrón de almendra y el de Jijona. También propone mazapanes, nueces, fruta confitada, polvorones y marrón glacé, siempre en sus vitrinas giratorias que encandilan al viandante…
El Riojano
Dámaso Maza era pastelero de la reina María Cristina de Borbón cuando, en 1855, fundó El Riojano. Sin descendencia, fueron sus maestros pasteleros los que dieron continuidad al obrador.
Durante más de 150 años por la pastelería de la calle Mayor han pasado personalidades de la sociedad madrileña, familias y apasionados del dulce que buscan los sabores más tradicionales dedicados a cada una de las festividades, además de su emblemática pasta del Consejo, creada para Alfonso XIII.
En el espacio centenario se conservan las piezas más características de sus orígenes y sus vitrinas, mostradores y elementos en mármol, bronce y caoba del XIX.
La Mallorquina
Fundada en 1894, La Mallorquina es una pastelería familiar que se asocia directamente a la Puerta del Sol, de Madrid, donde recibe a los madrileños con sus pasteles más tradicionales y con una amplia carta de postres, tartas y chocolates, que ha evolucionado para sumar nuevas referencias dulces.
La Mallorquina de Sol ofrece, desde su pastelería en la planta principal y su salón de té, en la primera planta, sus reconocidas napolitanas de crema o chocolate, las trufas, la tarta de fresa, la bamba de nata, las pastas de té o los bartolillos.
Con una conexión muy cercana con la ciudad, la marca centenaria ha abierto en los últimos años tres nuevos espacios en los que comparte su vocación pastelera.
La Duquesita
La Duquesita comenzó en 1914 y, durante su trayectoria vinculada a la familia Santamaría, se consolidó como una de las pastelerías emblemáticas de Madrid.
En 2015, tras cumplir cien años, cerraba por primera vez sus puertas y meses después volvía a reabrir de la mano de Oriol Balaguer, uno de los pasteleros más reconocidos de España.
En la nueva etapa, la pastelería conservó los elementos originales – espejos, vitrinas y mostradores- y paralelamente evolucionó su propuesta para ofrecer nuevas referencias de hojaldre, pasteles, chocolates, trufas y bombones, junto a postres que proponen nuevos sabores y que van cambiando según temporada.