Aún con la emoción metida en el cuerpo, escribo estas líneas sobre la obra Forever Van Gogh. Se trata de un montaje insólito y totalmente novedoso que hace al espectador conocer la vida del genio a través de sus obras. Y diréis, ¿y qué tiene esto de insólito? Pues la manera de contarlo que ha elegido Ignasi Vidal. Una manera que combina la música y la danza, con la narración de los últimos 10 años del pintor, a través de las 700 cartas que intercambió con su hermano Theo y con la inteligencia artificial, utilizada para proyectar en la totalidad del teatro, como si de un lienzo se tratara, las obras de Van Gogh, en los momentos de su vida en los que fueron creadas. De esta manera, el escritor y director de la obra consigue que el espectador no sólo sea eso, un mero espectador, sino que se introduzca en la vida de Vincent, en sus sueños jamás cumplidos en vida, en la psique del pintor, en su locura. Logra algo impactante: comprender hasta empatizar la vida de este grande. ¡Con las lágrimas en los ojos salimos del Teatro Marquina!
La experiencia de Forever Van Gogh comienza desde la entrada del Teatro Marquina. Las paredes del lugar las llenan las serigrafías de las obras más célebres del artista. Girasoles, llamativos colores y los juegos de luz que caracterizan su obra dan la bienvenida a los asistentes. ¡Hasta una experiencia de fotomatón que te transforma en uno de los retratos del genio a través de la inteligencia artificial! Cuando accedes al patio de butacas sucede lo mismo. El Marquina ha cambiado para acoger este fabuloso montaje. Los respaldos de las butacas están ocupados por americanas manchadas de pintura y las paredes y el techo son de color gris marengo. Durante la obra el espectador comprende por qué. Todo está preparado para que el público se sumerja en el universo Van Gogh.
La obra comienza haciendo un «flash back», desde el suicidio de Van Gogh y, a lo largo de todo el montaje, las escenas principales de sus últimos 10 años de vida, se irán entremezclando con varios «flash forward» a actualidad. En concreto, al momento de la aparición y venta de su cuadro Campesina frente a una choza, que superó la cifra de venta en subasta de 15 millones de euros y, 80 años antes, fue una dación en pago por una deuda de 4 libras. Un hecho fundamental éste y significativo que da a comprender al espectador las frustraciones de Vincent quien, en vida, no lograba vender ninguno de sus cuadros porque no se amoldaban a las modas de la época y él, se negó a adaptarse a esos cánones. Así, sus pinceladas eran calificadas como inestables y agresivas. Esas pinceladas son también clave en las piezas de danza de Forever Van Gogh, ya que los actores se mueven emulando las mismas, con movimientos a veces espasmódicos y otros redondeados. Lo mismo sucede con la música, tocada en directo por un violinista y compuesta para el montaje. Que empasta a la perfección con cada escena de danza. Y es que es obra del mismísimo Ara Malikian.
Como decimos, en Forever Van Gogh, la totalidad del teatro se convierte en parte de la escena. En cada momento de la representación, en cada escecena de la vida del genio, los trazos de las cartas entre él y su hermano Theo nos rodean, nos envuelven también los cuadros que representaba en cada momento: en su estancia en Arlés, en el encierro en el manicomio, en París, en su convivencia junto a Paul Gaugin… Incluso hay una escena de un incendio, que hasta percibimos el olor a quemado. Y como el teatro forma parte de la representación, los actores no sólo salen a escena entre bambalinas, sino que lo hacen constantemente, caminando entre el patio de butacas. Otra manera genial de introducir de lleno al espectador en la historia. La experiencia inmersiva elevada a lo más alto.
La escenografía física en escena, es una simple estructura de metal, que hace la función de objetos físicos, cuando la escena lo requiere. También plataformas móviles salen de la pared del fondo del escenario y los actores trabajan en vertical en varias escenas. Es impresionante.
Y, hablando de los actores, no quisiera centrarme sólo en la maravilla de creación de la obra a través de Inteligencia Artificial y lo envolvente de la misma y dejar de lado la espectacular interpretación del reparto de Forever Van Gogh. Del primero al último de los componentes del elenco son extraordinarios. Hacía tiempo que no veía algo así, con semejante calidad interpretativa. Empezando por el protagonista, Cisco Lara que encarna a Vincent hasta casi ver al mismísimo artista en escena. Sus movimientos espasmódicos en la danza nos hicieron enmudecer. Felipe Ansola, como Theo, el hermano inseparable que siempre creyó en su talento y amó y cuidó hasta el final a Vincent. Y el resto del reparto, es una delicia: Tomy Álvarez, Vicky Condomí, Paco Morales, Joaquín Fernández… Mencionar al violinista Simón García, un vituoso capaz de hacernos vivir esas fantásticas composiciones de Malikian.
La productora Beon lo ha vuelto a hacer. Nos quitamos el sombrero ante los montajes inéditos y originalísimos de estos grandes, con Darío Regattieri a la cabeza. Artífices de grandes éxitos como El Médico, El Tiempo entre Costuras, Antoine (sobre el autor de El Principito, que nos enamoró) o La Historia Interminable, entre otros muchos montajes más. Ver un montaje de Beon Entertainment se ha convertido en sello de calidad, trabajo bien hecho y creaciones originales de las que sentirse muy orgulloso.
Toda la información sobre Forever Van Gogh y venta de entradas aquí. Obra recomendada para adultos.