En casa somos muy fans de la cocina asiática. Tanto las peques, como nosotros. Los dos manjares culinarios de origen chino favoritos de las niñas son los tallarines fritos y el dimsum: esas empanadillas al vapor, suaves y deliciosas, rellenas de verduras, carne, gambas… ¡Les encantan! Así que, cuando descubrimos que, al ladito de la Plaza de España de Madrid, habían abierto un restaurante especializado en dimsum no pudimos resistirnos a probarlo. ¿Su nombre? Shangrila Dimsum Bar. ¿Nuestro veredicto? Todos los platos están deliciosos. El dimsum podría calificarse como el mejor de Madrid. Y es que, este nuevo local se caracteriza por una cocina casera, como la “de la abuela” y, curiosamente, por unos precios muy asequibles. ¿Queréis conocer los detalles? ¡Os contamos nuestra experiencia en Shangrila Dimsum!
Cuando divisas Shangrila Dimsum Bar desde la calle, lo primero que te llama la atención es su cuidada decoración. Un restaurante totalmente acristalado que acapara la atención del viandante por sus chics carteles de neón, colocados sobre los cristales que revelan la exquisita decoración del local.
Cuando accedes, corroboras ya de primera mano, lo mimado que está cada detalle en este lugar. Unos tapizados alegres en sus sillas con loros, flamencos, coloristas flores; unos sillones de tonos acorde con dichos tapizados; un reluciente suelo de mármol claro, que contrasta con el azulejo de metro en verde botella de las paredes y una preciosa y selvática vajilla que empasta a la perfección con el lugar. Del techo cuelgan frondosas plantas que aportan calidez y se mimetizan. Y la luz entra a raudales por su cristalera que rodea toda la fachada en esquina. Aquí se ve todo. Es la mejor forma de atrapar al viandante. Mostrar lo que el lugar ofrece, sin tapujos. Su mejor publicidad.
Los camareros nos atienden con esmero. Nos traen la carta y nos cuentan que las especialidades están marcadas con un pulgar hacia arriba. Echamos un vistazo y comprobamos lo difícil que nos va a resultar elegir. Además, vemos la “pintaza” de los platos que traen a los comensales de las otras mesas, algo que dificulta aún más decantarnos por los platos.
Tallarines con salsa de la casa, receta de la abuela de uno de los propietarios, al igual que la sopa de tallarines caseros o el dimsum triangular de fécula de patata relleno de carne. Los tres son platos típicos de la región de Qingtian, famosa por sus campos de arroz con peces. En la carta hay muchísima variedad de dimsum, incluso en formato sopa; gran variedad de salteados: de pollo, ternera, gambas, todos con verduras del país como loto, espárragos, col…; sopas y tallarines; costillas de cerdo y pato asado y, en el apartado picante, sartenes de pollo, ternera, gambas o calamares con verduras y casquería.
Al final, después darle muchas vueltas, optamos por varias de sus recomendaciones: las empanadillas vegetales a la plancha, recién hechas y con un sabor delicioso. Se notaba muchísimo ese toque casero del relleno recién puesto y la masa al vapor reciente. También optamos por el dimsum triangular hecho con fécula de patatas con carne, la especialidad de la abuela del propietario porque… ¡las abuelas nunca fallan! Es una auténtica delicia como hacía tiempo que no había probado una. Calentitos y listos para degustar, se deshacían en la boca.
También pedimos las empanadillas de camarones al vapor y fueron otro descubrimiento por su sabor tan peculiar y por lo delicadas que resultaban en boca. Por supuesto, debíamos probar la sopa de empanadillas chinas, que para nosotros era totalmente nueva. No nos decepcionó en absoluto. Las empanadillas estaban riquísimas y el caldo era suave y agradable. De esos que entran calientes, aunque en el exterior rondemos los cuarenta grados.
No nos podíamos ir de Shangrila Dimsum sin probar el pato asado. Una obligada petición cada vez que vamos a algún restaurante chino. Y podemos afirmar, sin temor a equivocarnos que, si sois fans del pato, no debéis dejar pedirlo en este nuevo restaurante. Tierno, crujiente, calentito y muy bien presentado. Lo tienes que montar tú en el crepe, pero a mí, personalmente, me gusta hacerlo yo misma porque me pongo la cantidad que quiero de salsa hoisin, de pepino, de cebolleta y de pato y las peques, si no quieren ponerse en el crepe alguno de los ingredientes, pueden omitirlo.
Todo ello lo maridamos con cerveza china TsingTao, suave, fresca y muy agradable. Después de comer, nos apetecía algo dulce, por lo que probamos los mochis variados, de mango, pistacho y coco, que también estaban deliciosos.
Sobre Shangrila Dimsum Bar
Shangrila Dimsum ocupa el hueco del que fue, en 1963, el primer restaurante chino en Madrid, con el mismo nombre, en Leganitos, 26, al lado de la Plaza de España. Este local, desde hace algunos años, estaba especializado en el típico pho vietnamita. Y es que la calle Leganitos se ha convertido en la calle más oriental de Madrid. Allí la población asiática tiene negocios para sus compatriotas y también para los que somos amantes de estas fascinantes culturas. De hecho, la carta de Shangrila Dimsum está escrita en japonés, chino y koreano, además de en español e inglés, claro.
En 1962, tres jóvenes cocineros chinos de Hong Kong llegaron a Madrid y meses después entraron a trabajar en el primer restaurante de este tipo de comida en la capital, un espacio que venía a sacudir el panorama gastronómico de la ciudad. Ahora, el nuevo Shangrila Dimsum Bar llega de la mano del mismo grupo empresarial que reabrió con éxito hace unos años el antiguo restaurante El Buda Feliz. ¿Os animáis a probarlo?
Shangrila Dimsum Bar. Calle Leganitos, 26. Teléfono: 919 35 54 48. Horario: abierto todos los días, de 12.30 a 16.30 y de 19.30 a 23.45 horas.
Estuve hace muy poquito y no podría estar más de acuerdo con tu artículo. Salimos encantados! Súper recomendable.
Tiene muy buena pinta todo y se ve muy cuidado. Decoración muy alegre. Perfecto para ir con los peques!
Excelente información para los grandes amantes de la comida asiática. Sin duda iremos a degustarla a Shangrila Dimsum Bar