Escribo este post de casualidad. No lo tenía programado para esta semana, pero la actualidad manda, se podría decir. Y digo esto porque mientras pensaba en contaros mi experiencia en la Casa del Lector (lo dejaré para más adelante) escuché una conversación entre dos compañeros de trabajo que me hizo pensar. Ambos tienen niños pequeños, uno de un año y medio, y el otro de 10 meses. Pongamos que se llamaban Pedro y Mónica. Ella, recién incorporada tras una baja maternal más excedencia, contaba que su niño aún no duerme del tirón y tiene muchos despertares y que al final habían metido al niño en la cama, haciendo referencia a esa última noche. Y Pedro, al oírlo, comentó: “Uff, mal, mal”.
Enseguida mi radar de madre se activó y me empecé a preguntar a mí misma: ¿Por qué siempre juzgamos lo que hace el resto? ¿Por qué consideramos que lo nuestro es lo mejor y lo que hacen los demás es incorrecto? ¿De verdad en la crianza de un niño se puede hacer una división tan clara entre lo que es bueno y malo?
Para añadirle más actividad a mi cabeza, mi hija Ana, de 11 meses, quiso hacerme pensar ese mismo día. ¿Y cómo lo consiguió? No se durmió cuando la dejé en la cuna después de darle el pecho, así que la metí en la cama y me reclamó hasta tres veces más durante toda la noche. ¿Me equivoqué al dejarla dormir conmigo? ¿Fue adecuado ir tantas veces a consolarla? Puede que sí o puede que no, pero realmente yo hice lo que creía y sentía.
Siempre he dicho que para mí ser madre es ser mejor persona y que odio a la gente que utiliza etiquetas como sacrificar, priorizar, elegir, pero aquí tengo que hacer una pequeña aclaración. Ser madre también, al menos durante una primera época, es sobrevivir. Sí, sobrevivir a las noches sin dormir, sobrevivir al dolor de espalda cuando tienes que llevar a tu hijo en brazos porque aún no anda, sobrevivir al llanto inconsolable al meterle en ese invento tan incómodo que se conoce como maxi-cosi, sobrevivir a las dos horas que te tiras dándole de comer sin mayor éxito que ingiera dos cucharadas de puré y una de yogurt o sobrevivir al tiempo que empleas en vestirle porque no para quieto y/o se mea y se hace caca… Y por eso considero que cada uno tiene que hacer lo que crea mejor, lo que le permitan las circunstancias o lo que le apetezca, porque al final todo esto se convertirá en algo anecdótico que compartirás entre risas con otros amigos padres en una comida, y una muestra de ello es que la gente, a pesar de todo, repite y tiene dos o tres hijos. Porque todo esto como digo pasa, y pasa muy rápido, y lo que antes lo veías como un imposible o inalcanzable se convierte en tu rutina diaria.
Por eso me enfada mucho (por no decir otra cosa más fuerte) cuando la gente se permite el lujo de opinar sobre tu forma de educar a tus hijos sin que tú se lo pidas. Y me fastidia porque no conozco a ningún niño que no coma solo, que no se vista por sus propios medios o que no duerma más o menos nueve horas seguidas. En lugar de criticar y sentar cátedra, seas padre o madre, intentemos ser más tolerantes y ponernos en la piel de esa madre que lleva cuatro días sin dormir y mete a su hijo en la cama con ella, porque de lo contrario, no va a dormir más de dos horas en toda la noche y al día siguiente tiene una reunión en la que tiene que mostrar su mejor cara. ¿Es pedir mucho?
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Estoy alucinando con tus criterios tan acertados y tan cercanos a lo que ya me ha pasado . Me encanta este artículo
Bravo Lidia.
Da igual lo que hagamos, que siempre vamos a ser susceptibles de crítica: si les das el pecho porque les das el pecho, si no se lo das porque no se lo das; si colechas porque colechas y si no lo haces porque no lo haces; si los llevas a un cole público o a un concertado, si los bañas todos los días o no lo haces; qué límites son para ti importantes y cuales no… Da igual: siempre habrá alguien que se entrometerá, o que te mirará torciendo el gesto… en algo tan íntimo como es la maternidad/paternidad.
Cada uno con lo suyo! Y a sobrevivir!
PD: Hoy el pequeño ha dormido en nuestra cama…… y yo he emigrado al sofá!! Juas juas!! 🙂
Totalmente de acuerdo lidia
No puedo estar más de acuerdo. Sea por cuestión de supervivencia o porque cada cual tiene su forma de entender y ejercer su maternidad/paternidad hay que respetar las decisiones que cada cual tome en su momento. Así que si no vamos a animar, mejor callar. Nadie sabe mejor que mama/papa lo que en cada momento necesita esa familia.
Concuerdo.