Ese momento en el que a nuestro hijo o a nuestra hija se le comienzan a caer los dientes es, simplemente, maravilloso. Se sienten mayores, se emocionan con cada ligero movimiento de un diente y nosotros… pues qué vamos a hacer. Les observamos entre emocionados, contagiados por su emoción, y nostálgicos porque sabemos que se nos hacen mayores y terminamos etapas que no volverán. Continue reading