Hace unos días visitaba a una amiga con dos niñas pequeñas y, en el tour de la casa, las niñas me presentaron con gran entusiasmo su armario de los disfraces. Un espacio completísimo con trajes, accesorios y pintacaras que, según me contaban, era imprescindible para los días lluviosos. Ante estos días de lluvia que se avecinan, queremos profundizar en este juego preferido por los niños y que tiene, además, muchos beneficios desde el punto de vista educativo.