Hay películas tan míticas que, cuando se llevan al teatro, si se introducen variaciones, se estropea la esencia de la historia. Por eso me ha gustado tanto Dirty Dancing El Musical. Porque tienes la sensación de estar viendo la genial y aclamada cinta, en un escenario, en vivo y en directo. Algo que tiene muchísimo valor por la dificultad del espacio único que supone el escenario de un teatro, limitación que el musical Dirty Dancing salva con creces y ¡con sobresaliente!