Hoy escribo este post con una mezcla de sensaciones, un poco extrañas. Carmen se ha ido a un campamento de inmersión lingüística con el cole, a un pueblo de Guadalajara, donde pasará tres días y, con cinco años que tiene, no ha pasado nunca una noche fuera de casa sin un adulto de la familia al lado, con lo que no sé qué tal irá el experimento –y con experimento, me refiero a la madre, porque sé que ella lo está pasando muy bien.