Este post surge una noche a las 4 de la mañana cuando, después de despertarme con anterioridad tres veces, decido dejar llorar a mi hija Ana de un año. Sí, lo confieso, ya no puedo más, son 365 días sin descanso y la madre que escribe post sobre ‘su princesa lastimada’ o redacta frases del tipo ‘la maternidad no es un sacrificio’ y otras tantas expresiones edulcoradas ha decidido que esta semana toca decir la verdad y solamente la verdad. Continue reading