Esta mañana hemos ido a ver una obra que despertaba mi curiosidad de manera especial: Segismundo, el príncipe prisionero, una versión adaptada para niños de La vida es sueño, de Calderón de la Barca.
Para nuestra sorpresa, la obra no sólo ha contado con una fantástica adaptación de la puesta en escena, sino también del lenguaje y, aunque indicada para niños a partir de 5 años, ha cumplido con creces su objetivo: conquistar a niños incluso menores de esa edad.
¿Cuántas veces nos quejamos de que nuestros niños, en cuanto encuentran una tableta o un móvil, no se despegan de él ni un segundo y conseguirlo a menudo nos cuesta un berrinche?
En Touch of Classic, una empresa especializada en desarrollar material educativo para niños en estos soportes, en lugar de ver un inconveniente, vieron en seguida una herramienta provechosa: «¿Y si lo damos la vuelta y, en lugar de «perder» el tiempo de los niños jugando a mil y una chorradas aprovecháramos para que entraran en contacto con obras clásicas de la música y la literatura? «
