Una Caperucita ‘Cani’, un Lobo ‘beisbolero’, un Cerdito ‘rapero’ y una Abuelita de armas tomar, son algunos de los personajes que aparecen en la obra a la que asistimos este domingo, una adaptación musical del clásico ‘El Lobo y las 7 cabritas’.
Salimos encantadas del teatro Cofidis-Alcázar porque en el montaje, aunque los protagonistas principales son los del cuento original, es decir, Mamá Cabra, los 7 Cabritillos y el Lobo, también aparecen personajes de otros cuentos tradicionales, como Caperucita y su Abuela, el Espejo de la Madrastra de Blancanieves, la Gallina de los Huevos de Oro o el pequeño de los 3 Cerditos y todos ellos hacen guiños disparatados y desternillantes, con los que niños y padres se parten de risa.
El comienzo de la obra es un aperitivo de lo que te vas a encontrar a lo largo del musical, pues aparece el Lobo, que en la obra no es malo, sino travieso –punto a favor para los más peques a los que aún les imponga un poquillo esta figura- y se encuentra con una Caperucita muy moderna, vestida con un chándal rojo con una raya lateral, que se autodenomina ‘Caperu Rose’ y que le advierte, de forma muy chulesca, que se aleje de ella y de su Abuela. La Abuela tampoco tiene desperdicio, pues aparece echando la bronca al Lobo para después marcarse un monólogo al más puro estilo del Club de la Comedia. Y este sólo es el inicio de un musical divertidísimo.
Pero lo que más nos gustó, por unanimidad, fueron los cabritillos, los 7, cada uno con su personalidad, que cantaron y se presentaron uno a uno diciendo sus principales características y aficiones. Cuando se presentó el pequeñín de todos y Pilar vio que llevaba pañal me gritó «¡mira mami, lleva totis!». Pero el momento en el que más se rieron, sin duda, fue cuando bajó el Lobo del escenario para reclutar a una mamá que tuviera una voz más fina y le ayudara a cantar la contraseña para que los cabritillos le abrieran la puerta… Y escogió a servidora, mis hijas alucinaron al ver a su madre cantando en el escenario al lado del Lobo y yo pasé una vergüenza… ¡Aunque en el fondo me lo pasé pipa!
Mis hijas y su amiguita se rieron a carcajadas durante tooooda la obra. Lo que quiere decir que es un espectáculo dirigido a un amplísimo espectro de edades infantiles –mi hija pequeña tiene 2 años, la mayor tiene 5 y su amiga 9-, además de tener muy buenos puntos para los adultos -nos reímos muchísimo cuando Mamá Cabra entra en la casa del Lobo a rescatar a sus hijitos, al ritmo de Misión Imposible, por poner un ejemplo.
Por otra parte, además de ser una de las obras más divertidas y chulas a las que hemos asistido últimamente, el entorno también acompañaba, pues el teatro Cofidis-Alcázar es una de las joyas arquitectónicas de la capital. Si no conocéis este teatro, ‘El lobo y las 7 cabritas’ es la excusa perfecta para descubrirlo. Desde Mamá Tiene un Plan os animamos a asistir a este fantástico musical, que estará hasta el próximo 8 de mayo, todos los domingos, a las 12.30 horas.