Mucho oímos hablar de «educar en valores» los padres de hoy en día, pero poco podemos hacer con el convulso y rapidísimo ritmo diario. Sin embargo, en nuestro tiempo libre y ahora que se acerca el verano, y con él sus múltiples propuestas de campamentos para los niños, tenemos una oportunidad de educar a nuestros hijos, de verdad, en valores.
En el colegio, las asignaturas pasan por encima de valores como la solidaridad, el trabajo en equipo, la implicación con los desfavorecidos, la ecología, etc. y, aunque son tema fundamental de numerosas unidades didácticas, a veces los niños no tienen el tiempo de implicarse de forma práctica en este tipo de enseñanzas para que de verdad consiguieran quedarse con el mensaje grabado.
Por suerte, en nuestro tiempo libre y en verano tenemos más tiempo para que los niños interioricen más estos mensajes. Desde Mamá tiene un Plan ya sabéis que intentamos siempre priorizar ideas de ocio que incluyen la integración o la reutilización de materiales en nuestras propuestas, pero con los campamentos de verano, el tiempo es mayor y el calado más profundo en nuestros peques.
En los campamentos urbanos, trabajar estos valores también es posible aunque el tiempo sea más reducido. En Escuela de Nuevas Músicas saben muy bien cómo hacerlo porque desde hace años desarrollan campamentos urbanos de temática artística en los que los niños aprovechan esos días para desarrollar una idea en la que se mezcla la música, el teatro y la danza.
En palabras de Marisa Moro, directora del área infantil de Escuela de Nuevas Músicas, «los niños crean y llevan a cabo su propia obra musical lejos de la rigidez de dinámicas demasiado organizadas: es su momento de crear, de ser protagonistas, y para ello el trabajo en grupo es fundamental«.
Marisa pone en valor las actividades artísticas como una fuente importante de disciplina y compromiso en los niños: «son muy importantes como desarrollo de la personalidad, los niños entienden que el trabajo funciona en la medida en que funciona el grupo completo. Lo importante no es ganar a nivel individual, sino que todos lleguen a una meta conjunta y para eso tienen que apoyar a los compañeros y trabajar juntos».
En palabras de Marisa, el arte potencia unos valores muy similares a los del deporte, «pero excluye la competitividad. El objetivo es ayudar a los compañeros para que el resultado sea excelente».
Por otro lado, tanto en los campamentos de Granja Escuela La Universal como en los de Escuela de Nuevas Músicas, los participantes más mayores se implican en el cuidado a los más pequeños, los participantes de 3 y 4 años, y ese compromiso crea un vínculo y un sentimiento de responsabilidad importante. «Los mayores aprenden a apoyar al grupo y a ayudarse entre sí y para los pequeños es una sensación maravillosa tener un amigo mayor», comenta Marisa.
Como valor añadido, al tratarse en ambos casos de campamentos de integración, los niños se acercan a la vida de otros niños de su edad con necesidades muy distintas y esto también crea en ellos un sentimiento de solidaridad muy difícil de adquirir de otra manera. La convivencia es una forma inigualable de vivir el día a día de otras personas que a priori están muy alejadas del nuestro.
Marisa Moro asegura que el arte es una pasión, una afición, que da lugar a un ocio sano para nuestros hijos: «en un momento en el que la sociedad está un poco perdida con los valores, las artes dan a los niños y a los jóvenes un ocio diferente para compartir con otros amigos«.