Tengo que confesaros que desde Navidad soy una persona nueva decidida a dedicarse un tiempo a sí misma. Después de años sin concederme nada, y digo nada, de tiempo para mí misma, es todo un cambio. De momento no es nada ambicioso, una hora al mes para empezar… ¡pero aumentando! Poco a poco voy ampliando ese tiempo que me dedico con pequeñas cosas que me hacen ilusión y confieso que vivo mucho más feliz.
En realidad llevo haciéndolo de manera accidental desde principio de curso, sin pensarlo mucho, cuando decidí aprovechar el rato que la niña iba a clase de danza yendo yo misma a clase, en el mismo sitio y en el mismo horario, pero de música. Un tiempo que me devuelve un yo que había perdido y que me hace sentir muy orgullosa.
Poco más tarde, en Navidad, tuve una tremenda contractura de cuello y espalda y al ir al traumatólogo me diagnosticó una hernia cervical. Solo la palabra me dejó un poco helada. Entonces pensé: «vaya, me he pasado». Seguro que alguna vez lo habéis pensado, que os estabais pasando, que estabais tirando demasiado de vosotros o de vosotras mismas y no reaccionáis hasta que el cuerpo no os da un buen susto.
Este «vaya, me he pasado» me ha venido a la cabeza ya varias veces… pero estoy decidida a dejarlos atrás y cuidarme más no solo desde el punto de vista de la salud física, sino también mental porque me doy cuenta de que cuando yo estoy mejor, todos estamos mejor en casa. Me enfado menos, estoy más relajada, tengo más cosas que contar, aumento mi vida social y estos pequeños detalles me hacen feliz. Qué os puedo decir, soy de esas personas que termina un día perfecto tomando una caña en un terracita cuando llega el buen tiempo. No pido mucho más a la vida.
Para mí lo importante para saber cómo sacar tiempo para una misma es priorizar. Las claves para decidir qué tareas merecen ese esfuerzo de encontrar el momento son sencillas y hacen que, de entre todas las cosas que te gustaría hacer, unas estén claramente por encima de otras:
- Te ayudan a estar mejor de salud o, como en mi caso, son básicas. Si me las salto, ya puedo despedirme de estar bien. Este mes retrasé el masaje una semana y he tenido que ir antes de tiempo porque no podía con la espalda…
- Te hacen sentir feliz: te ayudan a estar mejor contigo mism@, te hacen ilusión… son esas cosas que te hacen esperar a que llegue el día con muchas ganas, como cuando éramos pequeños y esperábamos toda la semana para ver Farmacia de Guardia o Médico de Familia. ¡Cómo ha cambiado Netflix nuestras vidas! Ahora podemos disfrutar maratones de series, y es genial, pero la espera tenía su encanto, ¿verdad?
- Las puedes compartir con tu familia. Si las compartes con los niños, por ejemplo, ya no es solo tiempo para ti, sino para todos y entonces ya no se convierte en algo que te «roba» tiempo, sino que te aporta una experiencia en familia.
Siguiendo estas «normas básicas», hay algunos caprichos más que me rondan por la cabeza y ninguno es irme de crucero o a un alojamiento de lujo así que son perfectamente alcanzables:
El primero está completamente decidido y se ha convertido en una gran ilusión para niños y mamá en casa: me he apuntado a un curso de pintacaras online. ¡Por fin! Me lo comentó Cristina, de Froggies, hace tiempo y esta vez me he subido al carro después de desearlo secretamente durante años. No exagero.
Ver a los maquilladores de Froggies en cualquier evento me deja siempre hipnotizada. Me encanta cómo tratan a los niños, cómo crean figuras maravillosas de una forma tan sencilla, haciendo reflejos tan sutiles, con purpurina, precisas líneas… la pintura me fascina y a mi hija ni os cuento así que será una experiencia compartida (necesitaré una modelo) y eso también es un aliciente.
Cuando supe que los cursos se pueden hacer online, con tutoriales, retos diarios y a un precio tan económico (47€ el curso completo, dos semanas de duración) no me pude resistir. Y sí, supondrá una inversión de tiempo que no será fácil sacar, pero estoy tan ilusionada que sé que lo voy a disfrutar al 100%. Ya os contaré y, si os animáis a apuntaros, ¡nos vemos en el foro de Facebook!, porque hay foro para los participantes, tutorías, dos sesiones en directo y mucho material online. ¡Qué ganas de empezar!
Si va bien (espero, porque mira que soy mala pintando…), me apuntaré a otro de sus cursos de verano, seguramente el de Cuentos de Andar por Casa con Cristina Saraldi y Paloma Balandis, aunque todos son muy tentadores…
Las otras dos ideas que me rondan por la cabeza son más para mí, y requieren una inversión que tengo que pensar un poco más, aunque en el fondo tienen como finalidad ahorrar tiempo:
- Depilación láser: ¿imagináis poder olvidaros de ese tema? Puede que ahora invierta tiempo en las sesiones, pero a la larga los ahorraré en depilaciones varias, ¿no os parece? ¿Cuál es vuestra experiencia?
- Manicura de larga duración: hace unos días tuve la osadía de pintarme las uñas y acabé por pintarlas y quitarlas unas cuatro veces porque era imposible pasar los 5 minutos necesarios para que se secaran sin hacer nada… total que acabé yendo a una comunión con media mano pintada y la otra media como si un oso me hubiera dado un zarpazo (me di cuenta en el coche así que no había nada que hacer!). Al final, con la excusa de que el bebé se ponía nervioso en la iglesia, salí a hacerme la manicura de urgencia a una peluquería cercana… Sí, señores, esto es cierto. Pasé la comunión haciéndome la manicura. Y me dio pena porque me gusta ver los momentos de emoción de los niños en primera persona, escucharlos nerviosos leyendo los salmos y estas cosas… ¡pero no podía dejarme ver con las manos hechas un desastre, que parecía que me salían chorros de sangre de las uñas (sí, era rojo)!
Que conste que sé que estos son problemas de primer mundo, que lo de quejarnos por no tener tiempo para dedicarnos tiene su punto frívolo con las cosas que pasan en el mundo (que no se olvidan), pero también sé que es nuestra obligación intentar ser felices cada día para contagiárselo a nuestros hijos y por nosotros mismos así que, mientras el mundo me deje preocuparme de estas «pequeñeces» y disfrutarlas tanto, voy adelante, con los ojos cerrados y la sonrisa puesta.
¡Ay, qué ganas que llegue el día 13 para empezar ese curso de pintacaras! Ayer encargué colores, pinceles y esponjas. ¡Estoy deseando recibirlos y comenzar! 😉 ¿Os apuntáis?
Hola Diana,
No sé ni por dónde empezar porque me he sentido taaaaaaan identificada con este post tuyo. De hecho, estoy empezando a escribir un post resumen de los primeros seis meses del año y uno de mis logros ha sido éste: conseguir tiempo para mí misma. Porque cuando tienes tu primer hijo, te olvidas de tus necesidades y luego todo eso pasa factura. Yo también tuve una cervicalgia horrible hace un año y medio, aunque fue más por estrés laboral, pero todo suma. Desde entonces, voy de manera habitual a un fisio estupendo, y como tú dices aquí, si lo retrasas una semana vaya si lo notas. También he aprendido a organizarme, a aprovechar tiempos muertos etc. Y si consigues crear una actividad que te guste y que puedas compartir con tus hijos, efectivamente no te roba tiempo sino que lo multiplica.
Hija, Diana, tenemos que quedar un día en Segovia este verano a tomar un café, creo que tenemos taaaaaantas cosas de las que hablar….!!!
Un abrazo muy fuerte,
Eva-Itaca
Ah, por cierto, se me olvidaba…. HAZTE LA DEPILACIÓN LÁSER!!! Ni lo dudes, porque te aseguro que es una de las mejores decisiones de tu vida. Te lleva unas cuantas sesiones a lo largo de dos años probablemente pero te olvidas de depilarte, no tiene precio, te lo aseguro! Lo dicho, escríbeme un mail si quieres y seguimos cotorreando. Un abrazo, guapa!
jaja!! si es eque la falta de tiempo es el mal de todas las madres (y padres, que ellos tb lo sufren lo suyo)… pero sí, hay que sacar un rato como sea!! claro que sí!! hablamos por mail y concretamos! ojalá podamos vernos este verano, me encantaría ponernos al día! un beso enorme, Eva-Itaca 🙂