Aquí va un post de completa fascinación por el trabajo de los profesores, en concreto de los de infantil. Mi peque, en segundo de infantil, sabe quién es Van Gogh, dónde está la Catedral de Notre Dame y porqué se construyó la Torre Eiffel. Creo que yo aprendí todo eso con bastantes años más. Todo ello gracias al último proyecto que están trabajando en clase: París.
Hace tiempo que sigo esta metodología, como seguramente la mayoría de los padres que en una reunión de guardería se ven sorprendidos por expresiones como «trabajar por rincones» o «por proyectos» y o bien alzan la voz y preguntan o al llegar a casa se lanzan a la búsqueda de información, una búsqueda que no cesa con el paso del tiempo. En mi caso hice las dos cosas y debo decir que, desde el primer momento, ambas metodologías me parecen fascinantes.
No soy ninguna experta en el tema así que me lanzo a contaros nuestra experiencia concreta con este proyecto: París, con el que los niños no sólo han aprendido a encontrar España y Francia en el mapa, sino que comienzan a entender conceptos tan abstractos a edades tan tempranas como qué es una ciudad y un país o que en el mundo se hablan distintos idiomas. Últimamente en casa tenemos un mapa sobre el que mi niña un día comenzó a poner piedras, una sobre cada país, y al preguntarle qué estaba haciendo, respondió: «Son personas que hablan diferente y aunque no se entienden cuando hablan, juegan con gestos».
Gracias al proyecto de París, los peques han aprendido qué es una guía de viajes (y están haciendo una quizá con sus propios dibujos de determinados monumentos), que para llegar allí se puede ir en avión (y refuerzan un proyecto menos apasionante, desde mi punto de vista, como los medios de transporte), que las catedrales son edificios enormes que se construyeron hace mucho tiempo (y ven distintos tipos de catedrales), que muchos artistas se han dejado fascinar por las calles parisinas plasmando en sus cuadros mil y un rincones…
Al hilo de los pintores, que encantan a todos los niños de estas edades, han trabajado Leonardo y su Gioconda. «Una señora que está como sonriendo pero no sé si está contenta», como dice mi niña. Han conocido a Van Gogh, su Noche Estrellada, sus Girasoles y su Habitación, dándoles pie así a ver distintos estilos pictóricos que han seguido explorando con Joan Miró. De cada autor han hecho un mural, han utilizado sus colores e incluso han creado su propia pintura para igualar los tonos a los de su cuadro favorito.
Los niños eligen el tema, eligen el cuadro, eligen el autor. Lo acuerdan entre ellos, con ayuda del profe porque a fin de cuentas tienen 4 años, pero ellos deciden y se sienten partícipes de su aprendizaje y ese sentirse importantes, ese sentirse protagonistas, no tiene precio.
Pero no solo eso. Aprovechando que se hablaba de Van Gogh, la profesora se ha lanzado (valiente, lo reconozco) a contarles que este muchacho que pintaba tan bonito se cortó una oreja a sí mismo porque estaba muy triste y un poco loco. Y así ellos han comprendido a su manera la locura. Que a veces las personas no hacemos las cosas que más nos convienen y que estar malito no es solo tener fiebre.
Últimamente no puedo evitar pensar en la profesora de mi hija cada vez que leo algo sobre la recreación de la Habitación de Van Gogh que ha habilitado el Art Institute de Chicago en la que se puede dormir y que forma parte de la exposición Van Gogh’s Bedroom. Esta iniciativa me parece sacada de su proyecto de París, pero dirigido a todos los públicos. En este caso, los padres también podemos disfrutarlo (si llegas a tiempo porque creo que es imposible reservar antes de 2019!). ¡No me sorprendería ver algo similar, hecho por los niños, en la clase de los peques en próximos proyectos!
Y bien pensado, ¿no sería más práctico que todo el aprendizaje fuera así y se vinculara realmente con la experiencia personal del receptor? Ojalá esta tendencia no terminara en infantil y se retomara muchos años después en una exposición cuando somos adultos sino que se mantuviera toda la vida porque no se me ocurre mejor manera de aprender que implicándonos emocionalmente, como hacen nuestros niños.
Sin duda las cosas están yendo por otro lado en la enseñanza y en muchas áreas más. Y me alegro. Y si no, mirad este video que denominaban en redes como una propuesta de marketing experiencial elaborado con tecnología 7D… También otra propuesta genial que apela a los sentidos.
Termino el post agradeciendo a todos los profesores maravillosos que guían a nuestros hijos en su propio aprendizaje, especialmente a Carmen, profesora de mi hija, que a juzgar por su forma de contarlo, vive cada aprendizaje de los niños como verdadera magia. Y estoy de acuerdo con ella en que lo es.
Gracias, profes, por vuestra pasión por la profesión y vuestra paciencia, sobre todo con los padres.
Soy Carmen, la profe de la niña de 4 años que está tan entusiasmada, disfrutando y aprendiendo tanto junto al resto de sus compañeros. Me siento afortunada de poder tener la libertad de trabajar de esta manera y sobre todo con la satisfacción de saber que mis alumnos están disfrutando tanto en todo lo que hacen.
Gracias, a vosotros padres en confiar en nosotros, maestros, a vuestros hijos. Por confiarnos lo más preciado que tenéis.
Decir que éste proyecto París, es posible gracias a la participación de las familias, del entusiasmo de los niños y de la labor docente.
Agradecerle a Patricia (mi alumna de prácticas) su labor y dedicación. También a mi compañera de nivel Ivanesa su apoyo.
Carmen! muchas gracias por tu comentario. Un lujo tener al equipo de profes que tenemos!! sois estupendos 🙂