Comienza la nueva temporada del Hipódromo de la Zarzuela

El Hipódromo de la Zarzuela inauguró este fin de semana su nueva temporada y allí que nos fuimos con las niñas, aprovechando este invierno cuasi primaveral que está haciendo. No conocíamos el lugar, aunque muchos amigos nos habían hablado muy bien del mismo. A la entrada, ya nos percatamos de la belleza y el encanto que tenía y nos quedó clarísimo por qué muchos madrileños, ya sea con niños o sin ellos, lo eligen como lugar para tomar algo y/o pasar un domingo, aunque no vayan a apostar en las carreras. Porque el Hipódromo de la Zarzuela es, por supuesto, un lugar donde se realizan carreras de caballos pero es mucho más que eso.

Lo primero que hicimos nada más llegar es acercarnos a un mirador que llamaba la atención y donde el público estaba asomado. Cuando llegamos allí, desde ese lugar se divisaba a la perfección todo el circuito de carreras, pero no solo eso, que ya de por sí es espectacular, sino que la vista del circuito tiene una escenografía fabulosa, con la ciudad de Madrid en una panorámica trasera y sus cuatro torres presidiendo la postal y al otro lado, el monte del Pardo. Una delicia.

Estaba a punto de comenzar una de las carreras programadas en esa jornada. Cuando salieron esos Pura Sangre de sus cajones y llegaron al lugar donde nos encontrábamos, Pilar y Carmen, alucinaron con la velocidad que llevaban. Sobre todo, Carmen, que es una gran aficionada a los caballos. Ella monta en una hípica a la que la llevamos los fines de semana, aunque creo que, además de montar, lo que más le gusta es toda la interacción con estos animales: bañarles y cepillarles las crines después de montar; acariciarles, darles zanahorias de comer y hablar con ellos. Sí, sí, hablar con ellos; tal cual. Pilar me hizo una pregunta que me dejó alucinada: “mami, ¿por qué el hombre que va encima del caballo se agacha?”. Y es que, en ningún momento perdieron detalle.

Después de la carrera, nos asomamos para ver a los jinetes llevar a sus caballos al paddock, es decir, a la zona donde se exhiben los caballos que van a competir. Fue un momento muy especial para Carmen porque pudo ver a estos preciosos animales muy cerquita y me describió cada uno de ellos y sus características. Estaba como una niña con zapatos nuevos. Todo su afán era montar en alguno de ellos. Le expliqué que no podía ser porque eran los de competición, pero que luego intentaríamos que montara en alguno. Y vaya si lo hicimos… Pilar solo decía “¡mami! ¡Qué bonitos son! ¡Me pido el blancooooo!”

Después de ver la entrada de los caballos al ‘paddock’, pasamos con las niñas al fondo, a la zona infantil. Allí había castillos hinchables, espacio de pintacaras y una zona para que los niños pudieran dar un paseo a caballo. Todo ello, sin coste adicional. Las niñas se lo pasaron en grande en los castillos, se pintaron la cara y Carmen, después de esperar unos cuantos turnos -te dan un número y van llamando por orden- pudo dar un paseo a caballo. ¡Lo que disfrutó! Bajó del caballo entusiasmada diciendo “¡madre mía, mami! ¡Era altísimo! ¡Mucho más alto que el que yo monto normalmente!” Estos paseos son muy seguros, pues tienen a los caballos en un recinto cerrado y los encargados los llevan de las riendas para que sea un paseo tranquilo.

Después, fuimos a tomar algo con las niñas. Este es otro de los alicientes del Hipódromo de la Zarzuela: su oferta gastronómica y sus terrazas en este entorno verde y arbolado. Cogimos unos refrescos y unas patatas para las peques y nos bajamos a ver la siguiente carrera a la zona de césped que queda debajo de las gradas. ¡Qué a gusto! Con el día que hacía, disfrutamos un montón jugando con las niñas en el césped, mientras esperábamos el comienzo de la carrera. Cuando comenzó, nos arrimamos para ver más de cerca, desde la valla, la carrera. Estuvimos escuchando los nombres de los caballos y cada uno eligió uno para animarlo. Pilar estaba desgañitada animando a Rosalinda, su preferido y Carmen, entre carcajadas animaba al número 7 que se llamaba ¡Cretino! Imaginaos el cachondeo…

Las carreras duraban hasta las dos y media de la tarde -había una cada media hora desde las once y media-, pero mucha gente que iba con niños comenzó a coger sitio y a pedir su comida mucho antes de que terminaran. El Hipódromo cuenta con un amplio abanico de posibilidades para comer, merendar o tomar un aperitivo. Puestos gastronómicos, con paella o carnes a la brasa; Food trucks con hamburguesas, crepes, perritos o comida internacional y una amplia zona con mesas y sillas en el jardín, donde disfrutar de todo ello al aire libre, mientras vuestros niños juegan y se divierten. ¿Se puede pedir más?

Un consejo: visitad su web y planificad la visita porque hay eventos especiales muchos fines de semana, que os pueden encajar para que vuestro día en este lugar sea mucho más redondo. Algunos ejemplos son los Family days, con más actividades para los pequeños; el campeonato Pony Turf; los Market del Hipódromo, un mercadillo con moda y complementos para mayores y pequeños; el Picnic day, Lady’s day, Gentelmen’s day… Toda la información sobre el Hipódromo de la Zarzuela, sus eventos, horarios y venta de entradas en www.hipodromodelazarzuela.es. Podéis llegar hasta allí en autobús (consultad la web porque hay varias opciones e incluso un bus lanzadera gratuito desde Moncloa) o en coche (cuenta con un parking gratuito con 2.500 plazas, con lo cual es comodísimo).

Acerca de María Cerrato

Periodista y mamá a tiempo completo. Amante y adicta a la cultura en sus múltiples variedades: literatura, teatro, arte, cine… Una adicción que ahora también comparto con mis niñas, Carmen y Pilar, que son mi vida y a quienes siempre he intentado contagiar este amor incondicional por la cultura. Ellas son mis actuales compañeras de escapadas teatrales, lecturas de cuentos, películas animadas… Todas estas escapadas ahora puedo compartirlas con otras mamás a través del blog de este fantástico medio de comunicación que es Mamá Tiene un Plan, con el que tengo el orgullo de colaborar.

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