Al otro lado de la sierra, en la Finca Matalosueros de El Cubillo, os espera un plan que no olvidaréis: Safari Ibérico Segovia, un original safari en el que podréis contemplar y admirar decenas de animales de razas autóctonas de la Península Ibérica tan bellas que os dejarán sin palabras. Entre vacas, toros y espectaculares caballos lusitanos, además, encontraréis una verdadera sorpresa: ¡bisontes!.
La finca Matarosueros, que alberga también la Yeguada La Perla, con una extensión de más de mil hectáreas, se encuentra hacia el interior de la meseta desde la Nacional 110, tomando la salida que os desviaría hacia Sotosalbos, un precioso pueblo cuya visita también os recomendamos porque es una maravilla: casitas de piedra, calles empedradas en los mismos tonos, iglesia románica y unas fantásticas vistas a la sierra.
A pocos kilómetros de allí, como os decíamos, os espera esta espectacular finca con una visita que no os podéis perder. Al llegar, antes de comenzar el safari, iréis entrando en situación y conociendo lo que es vivir en el campo con un almuerzo típico: huevos camperos y chorizo frito recién hechos. En nuestro caso, el almuerzo estuvo también amenizado por un precioso perro bodeguero y un gatito que, acostumbrados como están a las visitas, no dejaron de acompañarnos mientras les fue posible. Una forma deliciosa de comenzar la visita que los niños disfrutaron mucho.
La finca Matarosueros es el resultado de muchos años de trabajo del ganadero Alberto Herranz quien, como nos contaba Mónica, nuestra estupenda guía, con solo 7 años ya supo que quería dedicarse al mundo del campo. La familia tiene dos salas que se visitan llenas de recuerdos familiares y profesionales: un lobo disecado que murió por causas naturales, un jabato (bebé de jabalí) también disecado que no pudo sobrevivir al atropello de su madre encinta. Cuando Alberto vio que algo se movía en su interior, lo sacó para intentar salvarlo, pero no lo consiguió. Y así numerosos animales y recuerdos que dejan patente el amor que se profesa a los animales.
Una vez situados en la filosofía de la ganadería, pasamos a conocer a los sementales de la yeguada, unos caballos preciosos con los que Mónica nos explicó más sobre la raza lusitana, propia de la península y las características que nos ayudarían a diferenciarlos, como la curvatura de su nariz, como aguileña. ¿Sabíais que la fuerza de las patas de un caballo depende directamente de su cuello? Curiosidades como estas irán sorprendiéndoos sin parar a lo largo del paseo.
Una vez conocidos todos los sementales, pasamos a la parte más apasionante del paseo: el recorrido en remolque que nos lleva a conocer los entresijos de la ganadería y que tiene una duración de alrededor de una hora y cuarto.
Así, recorreremos los distintos cuarteles, es decir las zonas que separan a unos animales de otros y unas actividades de otras disfrutando de yamas, burros, yeguas, vacas, toros… ¡y hasta bisontes!
En la finca hay varias balsas de agua artificiales que hacen las delicias de los animales y en la que pudimos incluso ver una garza que alzó su vuelo y parecía seguir nuestro paseo. ¡Una maravilla!
Debo confesaros que durante todo el paseo, mientras los niños no dejaban de exclamar y señalar hacia uno y otro lado, moviéndose todo lo que les permitía el traqueteo del remolque para alcanzar la mejor vista, yo no dejaba de pensar en la maravilla que es poder admirar a estos animales tan de cerca. Las vacas o los toros, que tan acostumbrados estamos a ver a los lados de la carretera, son increíblemente bellos. ¡La naturaleza es simplemente maravillosa!
Los caballos estaban separados por edades e incluso en una de las zonas pudimos ver a yeguas preñadas y las que han parido hace no demasiado con sus potros. Es impresionante ver cómo se mueven sus potros aún dentro de sus vientres. Simplemente maravilloso. Si a vuestros hijos les gustan los animales, seguramente viviréis muchos momentos álgidos en la visita donde acaba pareciendo habitual verse rodeado de vacas o yeguas que se acercan amigablemente.
Sin embargo, el momento estrella es el encuentro con los bisontes, que acaban acercándose al remolque a la carrera y os hacen sentir como en una cinta de National Geographic. Es impresionantes verlos tan cerca, especialmente los ejemplares más altos que llegan a medir 1,85m a la cruz (es decir, en su parte más alta). Además, tuvimos la suerte de hacer esta visita cuando la manada cuenta con un nuevo miembros de unas pocas semanas de vida: tan parecido a los terneros, tan ágil y dulce. Disfrutamos mucho viendo el comportamiento de los demás bisontes con el más chiquitín.
Probablemente os estaréis preguntado por qué hay bisontes en un safari con animales propios de la península. Os lo explicamos: la finca participa en un programa de recuperación de esta especie que se encuentra en peligro extremo de extinción. Si no recuerdo mal los datos, llegó a haber 17 ejemplares registrados en el mundo. Ante la alarmante situación, se puso en marcha una campaña para salvarlos y ya se ha conseguido superar los 7.000 ejemplares.
Parte del esfuerzo de esa campaña ha sido, tal y como nos contaba nuestra guía, repartir algunos ejemplares en distintas zonas geográficas buscando que si una enfermedad o cualquier otro agente externo atacara a los bisontes, no lo hiciera sobre todos ellos. Por eso una docena de ejemplares se encuentran en Segovia donde han nacido ya unos cuatro ejemplares que han sobrevivido. Desafortunadamente se trata de una especie bastante delicada tanto a nivel de salud como social (a menudo rechazan a algunos miembros y reaccionan con violencia) por lo que algunos ejemplares se han quedado pro el camino. Por suerte, hoy podemos verlos convivir tranquilamente incluso con este pequeño nuevo miembro y disfrutar de su maravilloso pelaje que llega a tener un grosor de 8 centímetros y a ser tan espeso que la nieve no se deshace cuando cae sobre ellos porque no pasa el calor corporal del animal. Alucinante, ¿verdad?
Con datos como estos os irán haciendo disfrutar al máximo de una visita muy, muy especial con la que sin duda vais a apreciar aún más la naturaleza que nos rodea porque lo valioso no tiene porqué estar lejos, podemos tenerlo al lado de casa y ser igualmente impresionante.
Si queréis participar en este safari, os dejamos aquí todos los datos de contacto. ¡Disfrutadlo al máximo!
No conocía el Safari Ibérico de Segovia. Me lo apunto para el próximo verano que no lo tenemos muy lejos.
En vacaciones siempre hacemos alguna escapada y nos encanta ir a ver animales. Este año estuvimos en Cabárceno que también es espectacular.
A mí me gusta llevar a mis hijos de 7 y 5 años a visitar lugares y en la comarca del Bierzo donde vivimos siempre hay actividades chulas. Si vives por la zona (o tienes pensado venir por aquí), en la web Peque Bierzo encontrarás también planes que hacer y lugares que visitar con niños. Gracias por el artículo!