Este fin de semana hemos hecho un viaje en tren en familia muy especial. El domingo nos levantamos por la mañana y pusimos rumbo a la estación de Príncipe Pío de Madrid, de donde partía el tren que nos llevaría a conocer El Escorial. Pero no un tren cualquiera, de los de la red de Cercanías, sino un tren con historia, como les expliqué a mis pequeñas. Un tren que tenía muchos años -de principios del siglo XX-. El denominado Tren de Felipe II. Ellas estaban como locas porque iban a viajar de forma diferentes para conocer un nuevo lugar de la sierra de Madrid con muchos árboles y muy bonito, como les habíamos explicado el día anterior.
Y llegó el gran momento. En el andén nos esperaba el mismísimo Felipe II que nos explicó dónde nos llevaría el tren y por qué el municipio de El Escorial era su lugar preferido. Las niñas estaban expectantes y cuando montamos en nuestro coche y accedimos a nuestro compartimento, éste les maravilló. Todo el interior de madera, un amplio recinto para nosotros, con grandes ventanales, sillones comodísimos y una puerta corredera que podía cerrarse y abrirse cuando ellas desearan. Además, como pudieron comprobar durante el viaje, no tenían que permanecer sin moverse de su asiento, sino que podían levantarse y salir al pasillo a mirar por la ventana, algo que les encantó.
El trayecto se nos hizo cortísimo, fuimos cantando y jugando en el tren y el abuelo Pepe les explicó que él había viajado de pequeño en ese mismo tren con sus padres y tíos y alguna que otra anécdota sobre el mismo. Pudimos disfrutar de los paisajes de la sierra que se ven a través de los grandes ventanales y las niñas vieron terneras, vacas, toros, pájaros de todo tipo… 50 minutos que se hacen muy cortitos. Además, y para los que tenemos niños pequeños esto es importante, el tren cuenta con baños. Cuando nos acercábamos a la estación de El Escorial, el mismísimo Felipe II en persona visitó nuestro compartimento para hacernos solemne entrega de un billete de tren conmemorativo y del Bastón de Mando Real (unas piruletas que a las peques les hicieron mucha ilusión).
A la bajada del Tren, nos estaba esperando la que sería nuestra guía por el municipio. Una pintora renacentista italiana llamada Lavinia que a las niñas les fascinó. Un autobús nos llevó a la primera parada: los Jardines de la Casita del Infante. Un lugar fascinante donde Lavinia nos explicó la historia del municipio a través de fotografías y de forma muy accesible y amena, además de contarnos curiosidades varias. Cuando nos dio un ratito para pasear por los jardines, a las infantas (Carmen y Pilar) les encomendó una misión: localizar un estanque lleno de peces gigantes y llevarle del pino de al lado, dos piñitas pequeñas de una variedad muy particular. Mis hijas disfrutaron mucho con esta mini yincana.
Después, partimos a la siguiente parada: los Jardines de la Herrería y el entorno del Monasterio, donde las peques estuvieron viendo los cisnes del estanque y dando de comer a las carpas. Al finalizar, Lavinia nos realizó un pequeño recorrido por los lugares más destacados de El Escorial y nos dio un plano para que después de comer fuéramos donde nos apeteciera a pasar la tarde. La hora de la comida es otro buen momento para disfrutar ya que la oferta gastronómica de El Escorial es amplia, variada y estupenda. Nosotros optamos por comer en el restaurante que tiene convenio con la empresa gestora del Tren por comodidad más que otra cosa, ya que queríamos ir a tiro hecho con las niñas en cuanto a la reserva y no dar vueltas buscando restaurante. Fue un acierto, la verdad, porque comimos genial.
Para finalizar el día, optamos por dar un paseo por los Jardines de la Casita del Príncipe, aprovechando que el día estaba soleado. Corrimos y jugamos con las niñas, cogimos piñas y castañas locas para hacer nuestra decoración navideña, hicimos fotos y buscamos árboles con formas peculiares… En fin, disfrutamos de una tarde estupenda en la sierra, en unos jardines con una vegetación excepcional y bajamos paseando hacia la estación de tren para cogerlo de regreso a Madrid -la organización también ofrecía la opción de recoger a los visitantes y bajarlos en autobús hasta la estación de tren-.
El itinerario que elegimos para hacer con las niñas no es el único. Existen otros ‘packs’ adecuados a lo que prefiera cada persona: con visita guiada al Monasterio o solo con visita por el municipio. El nuestro se llama el pack Leyendas Reales y nos decantamos por él porque entendimos que podía ser el más adecuado para hacer con niños pequeños. Desde luego, no nos equivocamos porque disfrutamos todos del día muchísimo. Incluso Pilar, que solo tiene tres años, captó muchas cosas interesantes. Cuando echó mano de la piruleta para comérsela, ésta se había partido del trasiego en la mochila y la vio así exclamó: “uy, yo creo que no se nos ha roto a nosotros, sino que Felipe nos la ha dado así”, cuando vio que nos reíamos nos matizó cargada de razón “sí, el que nos ha dado las piruletas es el rey Felipe Dos”… ¿Quién dijo que los niños más pequeños no pueden aprender historia en una visita guiada? Puedes ver toda la información y reservar tus billetes pinchando aquí.