Ampliamos nuestra red de colaboradoras que nos cuentan su experiencia, y la de sus hijos, en distintos eventos infantiles. Hoy os invitamos a ir con Angélica Gómez y su familia a ver La Bella Durmiente, el musical, de la compañía La Maquineta.
A las 8:30 de la mañana comenzaron a sonar en casa los acordes del musical La Bella Durmiente. Después de una semana de cuenta atrás, por fin íbamos a disfrutar del espectáculo de la princesa favorita de Paula. Así que, desde bien temprano, nos pidió ver el video promocional del musical.
Con el ritmo en el cuerpo, nos dirigimos al Teatro Arlequín que, aunque en el exterior no tiene una fachada imponente, por dentro tiene la magia de todos los teatros: telón bajado, el patio de butacas bullendo mientras el público se acomoda… Y para una niña de tres años, eso ya es un entretenimiento. “¡Mira que grande mami! ¿Cómo van a levantar esa cortina?” “¡Cuánta gente ha venido a ver a la Bella durmiente! Es que todos la queremos mucho…” Y así, entre preguntas y exclamaciones, llegó el gran momento. Se apagan las luces, se levanta el telón, y el actor en el escenario, en este caso el Primer Ministro, dice sus primera frases.
Este sábado, era el primer día que se representaba La Bella Durmiente y hubo algún problemilla de sonido, pero la experiencia es un grado en estos casos y los actores de La Maquineta lo suplieron con sus voces y mucha entrega sobre las tablas.
El musical dura 90 minutos, pero se nos pasó rapidísimo. Algunas interacciones con el público, las salidas a escena desde el patio de butacas y los ritmos pegadizos de las canciones daban aire a la representación, manteniendo la atención de los pequeños en todo momento.
No os contaré el argumento, porque es de sobra conocido. Y aunque esta vez nos cuentan la historia a ritmo de soul y con un príncipe con ademanes de Elvis, el beso final no cambia y sigue siendo igual de emocionante.
Pero con el beso no concluía la emoción. En la salida del teatro todos los personajes esperaban a los niños para hacerse fotos con ellos. Y más allá de la foto de recuerdo, el cariño y la simpatía con la que hablaban a todos los pequeños hacían del momento toda una experiencia. Como muestra os dejo la foto de Paula con los príncipes y su cara de felicidad.
Ya en casa, por la noche, con el folleto de los musicales de la compañía La Maquineta en la mano contaba a sus muñecas que había visto “un teatro muy precioso” y que eligiesen cual querían ver ellas. Parece que El Gato con Botas, será nuestro siguiente espectáculo.