El sueño de todo niño: probar un juguete, saltar a otro y volver al primero. Completar recorridos, llegar a la meta y disfrutar del momento (en este caso, con premio incluído). Esto es lo que montó Chicco el pasado fin de semana en La Vaguada: el sueño de todo niño.
Desde el viernes por la tarde y hasta el domingo, los niños de 1 a 5 años pudieron divertirse en las II Baby Olimpiadas que organizaba la marca con un espacio «deportivo» muy chulo que definía perfectamente las pruebas que los peques debían superar utilizando distintos juguetes Chicco, cada uno de ellos dirigidos a una franja de edad, siempre preescolar.
La primera de las pruebas de #ChiccoBabyOlimpiadas era un circuito de coches en el que los niños podían probar un coche teledirigido súper intuitivo (los giros los hace según el movimiento del cuerpo del peque). Manejar el coche era casi tan chulo como su diseño: Un Fiat 500 Sport con cara de simpático que hacía que los niños entraran en el recinto directamente a por él. Puede parecer fácil, pero no lo era!
Los padres no tenían autorizada la entrada, pero no pude contenerme y pedí permiso al responsable del espacio que muy amablemente (y no sin antes dejarme en evidencia micro en mano) decidió dejarme «un ratito siempre que no hubiera niños esperando». Otros padres también fueron invitados a participar, pero creo que al verme a mí se les pasaron las ganas: Desde luego lo mío no son los coches de carreras porque me resultaba tremendamente difícil mantenerlo dentro del circuito, quizá porque lo de balancearme en las curvas me daba bastante corte. En cualquier caso, reconvertimos el circuito en una nueva prueba: la de pasar el Fiat por el puente que formaban las piernas del peque. Ahí sí, triunfé.
Otra de las pruebas iba dirigida a los más pequeñitos: unos bolos desmontables que al caer se dividen en dos y hay que volver a montar haciendo coincidir las partes de arriba y abajo del mismo color. De nuevo, caritas simpáticas y amigables en esos bolos amigos que conseguían que los niños pusieran a prueba su puntería y su equilibrio; muchos de los que participaban en esta prueba no tenían demasiada experiencia en el andar, pero ya se perfilaban como pequeños terremotos.
No podía haber un circuito deportivo sin el fútbol. Un balón blandito y dos porterías con luces y sonido, una a cada lado, fueron otro de los espacios más recorridos, de uno a otro área e incluso por fuera de la zona de las Baby Olimpiadas. Algunos futbolistas se emocionaban tanto que el balón salía disparado sobre la portería y los padres debían echar una mano en recuperarlo para continuar el juego.
Un mini campo de golf era otra de las grandes pruebas. A los niños no se les resistía (y doy fe de que no era tan fácil como parece) ir derribando solapas levantadas antes de introducir la bola en el agujero. Sin duda el golf engancha, porque pasaban largos ratos en esta zona levantando solapas y golpeando en sus tiros a perros, pájaros y otros animales dibujados en ellas. El peso de la bola era perfecto. Ideal para tirar los obstáculos pero no lo suficientemente pesado como para que se convirtiera en un arma peligrosa. ¡Muy bien estudiado el minigolf!
Por último el circuito de bicicletas. Mi favorito. Soy muy, muy fan de las bicis sin pedales de #ChiccoEspaña, dirigidas a niños a partir de 2 años: Mi primera bicicleta Chicco con material ultraligero y el nuevo modelo, Yellow Thunder, para niños a partir de 3 años y que amplía la edad de uso hasta los 6 años porque su sillín es regulable y da más altura que el modelo que le precede.
Los niños se lo pasaron genial con sus cascos puestos y sus bicis echando carreras con ese estilo tan particular que da el coger velocidad sin pedales. Son unas bicis maravillosas (y con un precio muy asequible) que han conseguido que en los últimos años casi todos los niños las disfruten y lleguen al momento de montar en bici sin necesidad e incorporar ruedines. No puedo disimularlo. De todos los productos que potencian la psicomotricidad en los niños a partir de los 2 años, esta bici de Chicco está entre mis dos favoritos. El segundo, os lo cuento otro día porque merece post aparte.
Una vez superadas las pruebas (con más o menos éxito, eso no se evaluaba), los niños recibían una medalla de oro y posaban para una foto que se llevaban a casa. ¿Y qué otro tipo de medalla iban a recibir? En el juego, todos los niños se llevan el oro.
Una pena que esto solo se pueda disfrutar una vez al año. ¡Ya estamos deseando que vuelvan las Baby Olimpiadas para seguir jugando!