Estas fechas son una locura de planes: hay tantas cosas que hacer que parece imposible decidirse… Sin embargo, en Madrid hay una cita que no podemos saltarnos: El Circo Price en Navidad. Un deleite para la vista y el corazón que os recomendamos con los cinco sentidos. Todos y cada uno de los números merecen, por sí solos, la visita.
Hace unos días tuvimos la oportunidad de acercarnos al Price y no pudimos acertar más: a los niños les encantan las acrobacias y, aunque debo reconocer que a mí me generan una tensión tremenda, lo disfrutamos todos mucho. Especialmente, por mi parte, los malabares que, aunque suelen ser menos comentados, son una maravilla en el espectáculo de Navidad.
La obra se enmarca en una estación de tren en la que vive Don Búho, un lugar en el que apenas comienza la función empiezan a pasar cosas increíbles: un tren se cuela en el escenario con todos sus pasajeros que son seres excepcionales. Acróbatas, músicos, criaturas voladoras (¡y vaya si vuelan estos acróbatas!), una adivina, el mítico forzudo, un domador de caballos… y todos ellos cargados con maletas de lo más enigmática.
Todos pasarán la Navidad en la estación de trenes que se convierte en un espectáculo… pero le falta algo. ¡Falta el árbol! Por suerte, la noche no podrá acabar sin que Don Búho tenga su árbol y le ayuden en su misión de decorarlo para la Navidad todos estos nuevos y entrañables amigos que no le dejarán solo en un día tan especial.
Uno de los grandes fuertes del espectáculo es la música en directo. Un grupo de músicos en lo alto y dos cantantes van amenizando la función y poniendo voz a cada uno de los artistas que, a falta de hablar, se expresan con música y, por supuesto, con sus propios cuerpos.
Acrobacias y malabares son los números más espectaculares de este show que comienza fuerte con un acróbata que con solo una barra y la fuerza de sus manos se pondrá en posición paralela al suelo con su cuerpo entero. Pero no solo eso, sino que además caminará por el aire girando sobre la barra sin que parezca que hace el menor esfuerzo.
Después de este primer número, ya tendréis claro que lo que viene a continuación no puede ser nada más que alucinante: Otras tantas parejas de acróbatas os dejarán con la boca abierta mientras hacen todo tipo de giros y saltos impresionantes sobre patines, equilibrios imposible sobre barras o pelotas gigantes haciendo torres infinitas que parece que van a rasgar el techo del Circo Price para elevarse siempre más alto.
Reconozco que los equilibrios y acrobacias, aunque me gustan mucho, me generan mucha tensión. Es como ocurre con las películas de miedo, que quieres cerrar los ojos pero sin perderte nada. Eso mismo me sucede a mí que no pude evitar soltar unas cuantas exclamaciones cuando una de las acróbatas se sujetaba en lo más alto del escenario del pelo o cuando un patinador sujetaba a su compañera con la boca. Movimientos que me producen tanta admiración como tensión.
Por este motivo cuando llega el momento de los malabares me relajo y disfruto al 200%. ¡Y vaya malabares! Pelotas, diábolos y barras que me dejaron alucinada. En concreto el número de los diábolos me pareció increíble. Los otros también, pero con los diábolos me fino un Flashback de mi infancia: recordaba lo difícil que me parecía a mí mantener uno en el aire o cogerlo al vuelo, cuando lo conseguía, era pura magia… y pasaba mucho tiempo, decenas de intentos hasta volver a lograrlos. Sin embargo, el malabarista que tenía delante era capaz de mantener 7 diábolos en marcha sin perder la concentración como si aquello fuera lo más sencillo del mundo. «No parece tan difícil», me decía #mimayor al verme extasiada ante sus movimientos. Pero sí, lo es. ¡Y tanto que es difícil!
El payaso y el domador de caballos fueron números muy necesarios para descansar de tanta emoción sin perder la magia del espectáculo. Sobre los caballos os diré que por un momento te harán dudar si son reales o personas disfrazados (por un momento o por dos porque el disfraz está de lo más conseguido y los movimientos de las personas que los visten son tremendamente fieles a los de los animales; seguro que os harán dudar).
Entre tanta emoción, puede que el mensaje final de la función pase desapercibido, pero merece estar atento porque os desvelará el verdadero sentido de la Navidad para Don Búho y sus amigos. Seguro que se parece bastante al mensaje que tenéis en casa estos días…
Os recomendamos echar un vistazo a este espectáculo porque podéis disfrutarlo hasta el día 5 de enero desde 15€ y vais a pasar un par de horas increíbles. ¡Que lo disfrutéis!