Este domingo nos apetecía hacer algo diferente en familia, pero al aire libre ya que hacía un tiempo más propio de la primavera que del otoño. Hace unas semanas nos recomendaron unas rutas turísticas que parecían muy chulas para realizar en familia: “Rutas Madrid Fetén” y que tenían diferentes opciones para realizar en Madrid capital y otras en Navalcarnero. Al final optamos por la de Navalcarnero, que según nos dijo Tatiana Rexá, la guía oficial, abarcaba un recorrido por los lugares más emblemáticos de la localidad para conocer su historia y culminaba en una de sus bodegas, donde podríamos conocer su tradición vitivinícola y degustar sus caldos. ¡No me digáis que no os parece un plan ideal! Reúne todo lo positivo que ahora mismo se busca: plan exterior, en familia y dentro de la Comunidad de Madrid.
Así que nos levantamos por la mañana y allá que nos fuimos, al encuentro de Tatiana, nuestra guía. Ahora mismo, por la normativa de seguridad, los grupos turísticos para visitas son muy poco numerosos -máximo 8 personas por la calle- por lo que podréis reservar vuestro grupo para hacer el recorrido en familia, si queréis. Comenzamos la ruta en la Plaza de Segovia, centro neurálgico de Navalcarnero, con su imponente Iglesia Parroquial de fondo. Allí Tatiana nos explicó la fundación de Navalcarnero, de forma breve, cómo nació el municipio en torno a esa misma Plaza en la que nos encontrábamos y cómo creció. Al haber niños pequeños, nuestra guía interaccionó con ellos y se lo explicó de forma accesible y sencilla, apoyándose en láminas e ilustraciones para que no se quedaran atrás.
Después de explicarnos también la construcción de la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción, una auténtica joya y de la ermita de la Veracruz, que se sitúa enfrente de ésta, nos dirigimos al cercano monumento a los encierros por la calle Real. En ese monumento nuestra guía nos explicó la tradición tan importante taurina que tiene el municipio de Navalcarnero, en el que destacan sus encierros nocturnos, que tienen su origen en las Bodas Reales de Felipe IV y Mariana de Austria, cuyas velaciones se celebraron en esta localidad madrileña.
La ruta continuó por el Centro de Interpretación, una antigua casa de labranza, que está abierta al público los fines de semana y en la que se puede ver perfectamente cómo eran las antiguas casas de los habitantes de Navalcarnero, que se dedicaban al campo. En esta construcción podréis ver cómo eran las “trojes” (almacén de grano); las bodegas, con grandes tinajas, donde se almacenaba el vino y las tradicionales cuevas del municipio que horadan todo el subsuelo del casco de la localidad, que se concibieron precisamente para conservar el vino, pero que a lo largo de la historia han servido para múltiples funciones, desde fresqueras de alimentos, hasta refugio durante la Guerra Civil. No os imagináis lo que les alucinan a los peques las cuevas.
En el paseo por Navalcarnero hay que ir con los ojos muy abiertos, disfrutando de cada construcción, de cada rincón porque existen muchas sorpresas que, si no vas atento, se pueden escapar a los ojos extraños. Por ello, Tatiana nos mostró algunas de las obras de arte que existen en fachadas laterales y principales en este municipio. Son los denominados murales o trampantojos, pinturas que decoran paredes de construcciones, que han sido pintadas por Alberto Pirrongelli, autor de otros similares en el centro de Madrid. Mi hija pequeña me decía fascinada: “mami, qué bonitas son esas pinturas y qué grandes, ¿cómo lo han pintado?”.
Y el broche final de la visita por Navalcarnero fue la bodega Muñoz Martín. Un negocio antiguo y tradicional con una larga tradición vitivinícola cuyos vinos han sido merecedores de numerosos premios a nivel nacional. Allí Rosa, su propietaria, nos estuvo contando la historia del vino en Navalcarnero, la tipología de las uvas que se daban en estas tierras y luego pasamos a ver la bodega, donde nos explicó el cambio de cómo se hacía el vino antes, a la actualidad.
Ellos han querido conservar la esencia de la recogida manual de la uva e incluso, en algunos de sus caldos, el pisado. Eso sí, han introducido la tecnología más innovadora para llegar a ese punto óptimo que combina la tradición y la modernidad para dar lugar a unos vinos extraordinarios. Mi peque alucinó viendo los depósitos tan grandes del vino, pero lo que más le gustó fue la visita a la antigua cueva de la bodega rehabilitada y perfectamente conservada. Imaginaros sus caras viendo esas tinajas, esos arcos realizados debajo de la tierra.
Una vez que salimos de la cueva, fuimos a la oficina de la bodega donde nos explicaron los tipos de vinos que tenían y pudimos ver una proyección explicativa, que después se convirtió en otra mucho más chula, destinada a los más peques con imágenes animadas, que a las niñas les encantó. Por supuesto, finalizamos con una cata de dos de los vinos de Muñoz Martín: “Sedro” y “Pecado Original”, dos tintos elaborados a base de garnacha y nos encantaron. Las niñas pudieron hacer una degustación de mosto -no lo habían probado nunca- y ya se han aficionado a esta bebida tan natural y beneficiosa.
Si queréis saber más sobre las rutas que ofrece “Rutas Madrid Fetén” solo tenéis que buscarlos en sus Redes Sociales y elegid la que más se adapta a vuestras necesidades. Os adelantamos que este puente de diciembre comenzarán a realizar la de “Navidad en Madrid”. Más información y reservas en el teléfono 606 26 06 38 o mandando un correo a tmadridfeten@gmail.com.
La verdad es que es un pueblecito encantador muy cerquita de Madrid.
Excursión cerca de Madrid. Experiencia recomendada. Todo muy bien explicado, y se aprende mucho de la historia, de Navalcarnero.