Sin duda los videojuegos, la tablet, los móviles… son verdaderos aliados en situaciones complicadas, pero también pueden convertirse en grandísimos enemigos para la convivencia familiar como seguro que muchos ya habéis experimentado en primera persona.
Por eso, hace unos días no quisimos perdernos la charla ofrecida en uno de los Colegios Brains de Madrid por el famoso neuropsicólogo Álvaro Bilbao, autor de El cerebro de los niños explicado a los padres. Como es habitual en sus ponencias (y en su libro), la claridad con la que Bilbao explica cada concepto, incluyendo la manera de trabajar del cerebro, facilita y mucho que entendamos conceptos tan claros como cuándo y porqué podemos saber claramente si nuestros hijos están preparados para utilizar las nuevas tecnologías.
De entre los muchos conceptos que nos explicó -como qué parte del cerebro se pone en marcha cuando utilizamos las nuevas tecnologías, cuáles son los grandes mitos de éstas, cuándo deben los niños tomar contacto con los móviles y tablets o cómo abordar su uso con fines educativos, entre otros- hoy queremos centrarnos en los consejos más prácticos del día a día que nos dio Álvaro Bilbao en su conferencia: las pautas imprescindibles que los padres debemos seguir para que nuestros hijos hagan un buen uso de las nuevas tecnologías. Comenzamos:
- Decide tú cuándo deben usarlos, no dejes que otros padres te presionen.
El famoso «fulanito ya tiene móvil (o Wii o consola…)» u otros padres en el cole diciéndote lo buenísimo que es que el niño juegue al tenis en la videoconsola no deben ser un factor determinante para que decidas. Si tu instinto te dice que no debes darle a tu hijo esa herramienta, no lo hagas. - Antes de dárselo, establece claramente las normas.
Ponlas por escrito si hace falta pero asegúrate de que el niño las comprende y, sobre todo, cúmplelas tu. De lo contrario perderás todo el poder sobre el uso de las mismas. - Primero el deber y después la devoción.
Antes de ponerse a jugar es importante que termine los deberes, estudie y deje terminados otros quehaceres como recoger su cuarto, etc. Que lo identifique como algo que se puede hacer «si hay tiempo», nunca en primer lugar. - Gradúa su uso.
Preguntado sobre una buena media, Bilbao no se aventuró a indicar una media para todos, porque cada familia es diferente, pero sí que indicó que es importante que haya al menos 2 días a la semana sin dispositivos y que, por regla general, media hora de uso un día a la semana puede ser un buen tiempo para empezar, nunca antes de los 6 años. - Limita el tiempo y que nunca supere los 45 minutos.
Y respétalo. Insisto en esto porque muchas veces los padres estamos liados en la cocina o con el trabajo y empezamos a alargar los minutos que se convierten en horas sin darnos cuentan hasta que la limitación de tiempo se pierde por completo. Uno de los datos más relevantes que, a mi juicio, dio Bilbao en su charla fue la importancia de observar al niño cuando llega el momento de dejar el juego. Si para de jugar con naturalidad, es buena señal. Si por el contrario se enfada, se revela, incluso se enrabieta o se pone violento (no penséis que es una exageración, es una reacción normal de nuestro cerebro más primario), entonces ha llegado el momento de reflexionar y limitar aún más su uso porque eso significará que no está preparado para estas tecnologías. Le «enganchan» demasiado y su cerebro inmaduro no está preparado para asimilar lo que es con normalidad. - Cuando papá o mamá (o el adulto a cargo en ese momento) dicen que es momento de parar, hay que obedecer.
Asegúrate de incluir esta paula en las normas previas. Puede surgir algo que os haga parar el juego antes de tiempo y es importante que el niño sepa que su tiempo de juego no es sagrado, que hay otras cosas más importantes. Debe saber parar con tranquilidad cuando se lo pedís aunque lógicamente le pueda fastidiar un poco. - No utilicéis los dispositivos ni para esperar ni para tenerlos distraídos.
Hace unos días fui al teatro y me di cuenta, con horror, de que gran parte de los niños que estaban allí se entretenían con juegos del móvil hasta que comenzaba la obra de teatro. Por no hablar de cuando vemos a los niños en los restaurantes jugando sin parar, es lo normal hoy en día. Todos hemos echado mano del móvil en incontables ocasiones en este tipo de situaciones. Sin embargo, Álvaro Bilbao lo desaconseja totalmente: «esperar, entretenerse solos -decía- es una virtud que les será muy útil a lo largo de sus vidas». De hecho, nos comentó que muchos chicos (incluyo chicas, por supuesto) con similares aptitudes de concentración y estudio demostraban tener mayores calificaciones académicas cuanto mayor era su tolerancia a la espera, su paciencia. ¿Por qué? Porque para «matar» el tiempo hasta que debían entregar el examen se «entretenían» repasándolo, corrigiéndolo, porque tenían un mejor concepto del tiempo para saber que podían leer las preguntas tranquilamente entendiendo lo que se les pedía antes de empezar a responder de una forma más precipitada… Porque, en definitiva, desarrollan una capacidad que otros chavales no tienen: la espera. - Crea espacios y momentos libres de tecnología en casa.
Os sorprenderá lo fácil que los peques asimilan que, porque ejemplo, en las comidas o cuando vienen los abuelos no se usan estos dispositivos. Costará al principio, quizá… pero lo conseguiréis. Lo importante es establecer muy claramente cuáles son esos momentos «sagrados». - Nunca se usan los dispositivos cuando estamos con otros niños.
«No hay nada más triste que ver a un grupo de niños juntos, en una misma habitación, jugando cada uno con su dispositivo», decía Álvaro Bilbao. Y lo comparto al 100%. Estas mismas navidades se dio el caso en la familia. Cuatro niños juntos físicamente, pero muy lejos unos de otros. Era tristísimo verlos. Además, las videoconsolas ya permiten jugar con otros amigos en red así que no hay necesidad de desperdiciar los ratos que están físicamente juntos para jugar al mismo juego y mucho menos jugar a juegos diferentes. - Después de cenar, nada de pantallas.
Aunque nos hemos referido todo el tiempo a dispositivos con los que se puede interactuar como móviles, tablets o consolas, en este apartado también incluimos la televisión porque emite los mismos rayos que el resto de las pantallas que da a nuestro cerebro la idea de que es de día y hace que nos mantengamos despiertos. Por eso, si queremos favorecer un mejor sueño, lo ideal es que después de la cena la rutina no incluya pantallas. ¡Tampoco la de los mayores! Ahora me diréis que a ver entonces cuándo veis vuestra serie… No me meto en eso, pero os cuento lo que fisiológicamente es más sano. Luego, vosotros decidís si os pasáis a la lectura 😉
Lo cierto es que la charla completa fue una delicia, llena de ideas y trucos para favorecer la convivencia y ayudándonos a entender mejor nuestro propio cerebro y el de nuestros hijos así que desde aquí queremos agradecer a Álvaro Bilbao su tiempo y su clarísima exposición de las cosas porque estoy segura de que muchas familias, como fue mi caso, salieron del Colegio Brains con las ideas mucho más claras.
Si os interesa este tema y queréis profundizar, os recomendamos también hacer el curso online de Álvaro Bilbao en el que habla de este tema entre otros muchos. Yo lo hice hace tiempo, incluso sorteamos un par de plazas entre nuestros seguidores, y aprendí muchísimo. Os animo a seguirlo porque es claro, ligero y muy esclarecedor sobre la manera en la que piensan y aprenden nuestros hijos.
infinitamente agradecida, me parece que este tipo de temas aportan mucho a los lectores.
Pocas veces me doy el tiempo de leer un articulo hasta el final, y esta vez lo he hecho,
En hora buena!.