Hace unos días estuvimos visitando las instalaciones de The Magic Forest en Kinépolis Ciudad de la Imagen, y nos encantó. Pero lo vimos sin niños. Hoy hemos estado en la presentación del espacio a los medios de comunicación en un ambiente muy distinto: prensa, blogueros, celebrities y, sobre todo, muchos, muchos niños. Nos ha gustado aún más. Tres horas de presentación y los más de 200 niños asistentes seguían jugando con la misma energía que al principio.
The Magic Forest es un espacio de diversión para los más pequeños y de relax para los padres. Es una especie de parque temático (con capacidad para 350 niños) con una decoración muy cuidada, que te sumerge desde el primer momento. La entrada, suelo y paredes, está cubierta en césped (artificial) y ya desde este punto hay un olor característico ideado por Musicam, empresa especializada en márketing sensorial.
Personalmente, me fascinaron las estructuras verticales con forma de cono, que parecen tallos de flores vistos desde abajo. Se trata de estructuras de tela (poliéster) tensada sitúan al visitante a la altura de los mismísimos habitantes del bosque y le dan la bienvenida a la aventura.
Desde el mostrador de entrada se ve toda la parte «pública» de este mundo mágico: la zona para padres en la que pueden sentarse tranquilamente a tomar algo y, en la parte infantil, flores-lámparas, setas que se abren y en cuyo interior se puede pasear, flores por las que se puede trepar, gusanos-toboganes, una zona diáfana para la celebración de cumpleaños y mucho más. Paredes decoradas con coloridos dibujos que amplían el espacio visualmente: el bosque se extiende más allá de sus muros.
La zona infantil asciende en una ligera pendiente. Es el único signo evidente de que The Magic Forest ocupa el lugar en el que antes había una sala de cine. La pendiente queda interrumpida por una pared detrás de la cual se extiende la zona secreta, en la que solo pueden entrar los niños. Una zona para jugar al fútbol, camas elásticas, toboganes y tubos por los que trepar sin la mirada directa de los padres.
Sin la mirada directa de los padres, pero sí con su supervisión, porque cuatro pantallas situadas en la zona de adultos muestran lo que ocurre en ese mismo instante en la zona secreta. Así los padres están tranquilos y los niños a sus anchas.
Además de los ojos atentos de los padres, los niños cuentan con un equipo de monitores que velan por su seguridad. Y en la puerta, ningún niño entra ni sale sin estar acompañado por un adulto.
Los zapatos se guardan en unas taquillas que hay a la entrada y en la zona infantil es obligatorio el uso de calcetines (no zapatos). Si los habéis olvidado, podéis comprar unos calcetines de Kino, el icono de The Magic Forest, por 1,20€.
La zona infantil está pensada para niños mayores de 4 años. Para los más pequeños hay un miniespacio blandito con forma de tobogán en el que se lo pasan en grande. De verdad. No creíamos que diera tanto juego pero allí estuvieron los pequeños durante mucho, mucho tiempo.
Durante la presentación a los medios, tuvimos la oportunidad de charlar con algunos de los creadores de The Magic Forest, como Jan Weckx, responsable de la renovación de la imagen del grupo Kinépolis, que nos contó cosas muy interesantes. Os las contaremos en otro post. De entre todo lo que nos dijo, nos quedamos con dos ideas: «Este mundo mágico estaba en mi cabeza y ha sido muy difícil hacerlo realidad; los profesionales que se dedican a este tipo de espacios no querían salir de las estructuras que ya conocían. Hemos tenido que trabajar mucho, durante más de 2 años, para conseguir que sea, de verdad, un bosque mágico».
Carlos Chacón, arquitecto de DVCH Arquitectos, responsable de la ejecución del proyecto, coincidía con Jan: «realmente lo más difícil ha sido aunar tantas áreas profesionales manteniéndonos fieles a la idea inicial, pero creo que lo hemos conseguido».
Una de las grandes ventajas de The Magic Forest es, sin duda, el sonido. No hay ningún eco. El sonido más bien se aplaca en las paredes. Como nos comentaba Jan Weckx, «este era uno de los puntos principales del proyecto, que los padres pudieran hablar sin alzar la voz y estar cómodos. Por eso las paredes están recubiertas con una alfombra especial que recoge todo el ruido». Y realmente hablábamos con normalidad. Con 200 niños al lado dando gritos, pero sin destrozarnos la garganta. Desde mi punto de vista, eso es, también, pura magia.
Otra de las ventajas de The Magic Forest es que podemos dejar a los niños jugando y marcharnos al cine. Relajados porque están bien cuidados y pasándoselo en grande. Si la película se prolonga más de las 2 horas previstas, no hay cargo por el tiempo extra presentando la entrada de la película. La entrada al bosque prevé una estancia mínima de 2 horas -y no os recomiendo quedados menos porque no habrá quien saque a los niños de allí- con un precio de 7,50€ de lunes a jueves y a 9,50€ de viernes a domingo y festivos.
Como comentamos periodistas y blogueras allí presentes, «planazo para todos».
